miércoles, 29 de julio de 2009

La venganza china.


Por José Manuel Beltrán

Las películas interpretadas por Bruce Lee, recordadas por algunos, tenían un único punto de conexión cuando se desarrollaba la totalidad del guión: la violencia. Defensor de causas perdidas, infatigable perseguidor de las mafias chinas el ágil artista nos deleitaba con multitud de piruetas, en muchos casos tan inverosímiles como falsas. Pero su popularidad se agrandó, curiosamente, gracias a esa violencia. Es triste así pensarlo, pero todo este tipo de comportamientos tienen una gran aceptación entre el público, en general.

China es una inmensa nación con una población superior a 1.330 millones de habitantes. Cuando en cualquier otro país del mundo salen a la luz cifras de cualquier tipo de dato quedarán infravaloradas si las queremos trasladar a la República Popular. Y así ha ocurrido, esta vez en China, cuando 30.000 trabajadores se han opuesto a la compra de su empresa, más en concreto una planta siderúrgica ubicada en el noroeste del país.

Comentan las agencias extranjeras (AFP), pues las locales se hayan sujetas al yugo del poder sin que Bruce Lee pueda ya intervenir, que la policía mantuvo fuertes enfrentamientos con los trabajadores y que, consecuencia de ello, se produjo un muerto y cientos de heridos. El fallecido era el Director General de la empresa Thonghua Iron Steel que, tras aplicar ya un E.R.E. o similar, vendía la empresa a un importante grupo radicado en Pekín. Queriendo demostrar su fortaleza, así como la sumisión de los súbditos trabajadores, ordenó a los trabajadores que retomaran su puesto de trabajo. Estos le reprochaban, entre otras cosas, que el salario que perciben los trabajadores jubilados no llegaba siquiera a los 200 yuanes ( 29 dólares ) mientras que él disfrutaba de un salario anual de 3 millones de yuanes ( 438.000 dólares). Los empleados golpearon hasta la saciedad al directivo, impidiendo incluso la llegada de una ambulancia, con lo que el resultado fatal resultó ser su muerte.

Escenas de gran violencia se han desatado también en nuestro país con ocasión de conflictos laborales, curiosamente también en el sector siderúrgico así como en el naval y la minería. Sin que sea yo defensor de ningún tipo de violencia, a medidas tan extremas se llega cuando la situación se vuelve del mismo grado. Son momentos muy difíciles y complicados los que estamos viviendo y, lamentablemente a pesar que poco me gustan los augurios, me temo que irán a peor el año que viene.

El denominado diálogo social, ha concluido en lo que parece la primera fase antes de las vacaciones, en un tremendo fracaso. Pero, lo curioso, es que se toman vacaciones a pesar de haber suspendido la asignatura y, en vez de seguir durante el verano machacando la materia, se premian ellos mismos con un relax –con salario incluido, claro- para desentumecer músculos que ¡más les vale! desentumecieran la materia gris.

Yo no quisiera que la venganza china apareciese por este país. Yo no quiero, porque además es imposible, que el Sr. Lee resucitara para dar cumplida y, en este caso, justa venganza a situaciones que ya se están convirtiendo en tragedia en muchos hogares. Estamos inmersos en una batalla sin cuartel, dónde el puesto de trabajo es el mayor tesoro que poseemos. La familia lo sufre, cuando ésta debe ser el primer tesoro. Ante tal panorama la remuneración del trabajo, y el propio trabajo, se convierte en ilegal marcando todavía más diferencias a la baja.

Y mientras el Sr. Ferrán, quién da vida a este país pues eso hacen las empresas, va quitando el alma a los trabajadores, a los sindicatos y al propio Gobierno, sin que ninguno de ellos quede exento de su responsabilidad. Pero eso sí, en vez de ejercer vocacional e interesadamente esa responsabilidad confunden la vocación con la vacación. Y es entonces cuando me dan ganas de apelar a la “venganza china”.


Salud, ciudadanos.

lunes, 27 de julio de 2009

Temperatura hormonal


Por José Manuel Beltrán

Los metereólogos y todos los medios de comunicación lo vienen, anunciando unos y relatando otros, desde hace ya mucho tiempo. Aún cuando el Sr. Aznar se empeñe en defender las teorías contrarias o, por ser más suave, poner en duda que el efecto del cambio climático de nuestro planeta es real, lo que no cabe duda es que para buena parte del resto de los humanos más racionales las olas de calor, que actualmente sufrimos en parte de nuestro continente, son más iracundas que las anteriormente sufridas. Nos estamos, entre todos, cargando nuestro ecosistema de forma tal que un pajarillo hambriento devora la comida que su congénere deposita en su nido.

Ante tal “alerta amarilla” –que no quiero yo que pase a otro color, más de sangre- las recomendaciones se exacerban buscando en los jóvenes y ancianos sus principales destinos. Ello no quita que el resto de los humanos, comprendidos en esa franja de edad antes delimitada, no suframos también en nuestros cuerpos los desastrosos efectos del calor reinante. Ni siquiera, cuando en la noche las temperaturas se alivian, podemos dar descanso a nuestros cuerpos que, día a día, vienen lastrados consecuencia de los mismos comportamientos.

Medio planeta consuela al otro medio, pues como todo el mundo sabe en medio hemisferio es verano cuando en el otro medio es invierno. Pero como, cuando yo escribo esto, mi situación hemisférica es la misma que la del calor agobiante sólo me queda felicitar, momentáneamente, a mis amigos del otro lado del gran charco por su fortuna transitoria.

Hace unos días se dirigía hacia mí una encuestadora oficial, o así me lo hizo ver. Aparte de datos sociodemográficos, el eje central de la encuesta se centraba en los efectos que el calor ejercía sobre nuestros hábitos cotidianos. Curiosamente, la entrevistadora no se cortaba en absoluto y entre estos hábitos –la duda de lo cotidiano, cada uno que la ponga en el nivel que quiera- también se encontraba las relaciones sexuales. Es curioso, reflexiono, la cantidad de opiniones dispares que llega a conocer una entrevistadora de nosotros y nosotros, sin embargo, nos quedaremos en la gran duda de conocer la de ella. ¡El mundo es injusto hasta para esto!.

Preguntaba, digo, la señorita encuestadora si el hábito sexual en épocas de gran calor era de la misma intensidad y frecuencia que en otras estaciones. Preguntaba también, antes del hábito, si el impulso o iniciativa se acentuaba más. Si, de ser más menos positiva la respuesta, existían unas horas más acentuadas que otras, bien dentro de la noche o del resto del día. Y, para terminar, rematando la faena y cobijándose en la confidencialidad la pregunta hormonalmente clave, siempre referida a la estación calurosa en la que nos encontramos. ¿ Se considera Vd sexualmente activo en esta época, considerando lo de activo en 3 o más actos durante la semana ¿. Lo véis, es en estos momentos cuando mi reflexión anterior tiene más sentido. Ella lo quiere saber todo de mí y yo no puedo, en reciprocidad, saberlo de ella.

Creo ser consciente que una mayoría -¡que digo una mayoría, el 99 por ciento!- ante tal situación lo único que pretende es quedar bien, y mucho más en este aspecto. ¡Vaya, que no vamos ahora a echar por tierra eso del “macho ibérico”!. Por tanto, nuestras respuestas lo único que harán es engañar a la estadística y alejarse “muy mucho” de la realidad. Y es que este calor afecta ya no sólo a nuestros cuerpos sino también a nuestras voluntades y, por supuesto, a nuestras hormonas. Y si alguno de los lectores no coincide con mi reflexión –que en su derecho están- no hay problema les envío a la señorita encuestadora y después me contestan.

Ya estoy viendo lo que estáis todos pensando. ¿Qué cuál fue mi respuesta a la pregunta?. ¡Sois peor que la encuestadora, ehhh!. Pues muy fácil, como comprenderéis yo no estoy ni por arriba ni por debajo de la media. Así que le contesté: “Pues yo muy bien, gracias. ¿ Y usted ¿.


Saludos hormonales, ciudadanos.

miércoles, 22 de julio de 2009

Pijolandia

Por José Manuel Beltrán

Pijolandia es un país atípico, singular, de nacimiento joven y sin ningún tipo de fronteras determinado. No dispone de organización de Estado y, por tanto, carece de Instituciones u Organismos que, como nos tienen acostumbrados los nuestros, regulan y modelan nuestras vidas y nuestros comportamientos. En Pijolandia se es feliz. Sus ciudadanos deambulan por el mundo sin pasaporte específico, no contraponen sus ideas con los demás pues éstas, consideran ellos, deben ser de amplias miras y todas deben tener cabida.

Los ciudadanos de Pijolandia sólo ofrecen una cuestión común que, sin aparente presión, tratan poco a poco de popularizar, y ¡a fe que los están consiguiendo!. Les preocupa y les une su forma de vestir. Desde edades que arrancan en la pubertad y se extiende hasta bien avanzada la madurez, se empeñan en delatarse y deleitarse para los ojos ajenos.

Desafían, con mayor desprecio, a lo que mi amigo Sisco denominaba generación Y. Es esa generación que viste unos pantalones, que casi arrastran en su parte baja por el suelo, y cuya cintura arranca casi a la mitad del culo (perdón por la expresión). A la vista de cualquiera que vaya a su espalda se mostrará, de forma clara y precisa, la marca del calzoncillo que portan, generalmente de marca. Pero éste también, más bajo de lo normal, y máxime si el individuo se agacha un poco dejará paso a la visión de esa famosa Y (espero que ahora en vuestras retinas lo estéis imaginando).

Algunos de los ciudadanos de Pijolandia también usan esta prenda, pero no todos, pues su mayor característica será la del “polo” e incluso camisa cuya parte del cuello se erguirá levantada sin formar el consabido pliegue que los modistos se empeñaron en diseñar.

Saldrán, en su mayor parte al atardecer, emulando al Conde Drácula con ese cuello erguido. Algunos no se dan ni cuenta que, consecuencia que su lavadora falla o que el detergente que usan no es Micolor, el tono de color de la parte generalmente tapada del cuello es diferente al resto. Pero a ellos les da lo mismo. Son ciudadanos de Pijolandia y se sienten orgullosos de ello. No me he atrevido, hasta ahora, a preguntarles del por qué de este proceder. Algún día lo haré. Será en ese momento cuando me ratifique que, por muchas ventajas que tenga su ciudadanía, yo no seré nunca ciudadano de Pijolandia.

Salud, ciudadanos del resto del mundo.

martes, 21 de julio de 2009

Obras y seguridad vial


Por José Manuel Beltrán

De todos ya es sabido que el famoso Plan E, impulsado por el Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero, está suponiendo que en todos los municipios españoles se encuentren iniciadas una innumerable multitud de obras. Los Ayuntamientos han visto como se aliviaban sus presupuestos municipales, no sólo los actuales sino los futuros, consecuencia de no tener que abordar ellos los cuantiosos gastos que, de haber sido ellos los ejecutores directos, tendrían que sufragar. No cabe duda que técnicamente es así, pues siempre el gasto lo sufraga el contribuyente, es decir, todos nosotros.

A pesar de las manipuladoras críticas que de él se hicieron, fundamentalmente por los ediles representantes de signo opuesto al partido gobernante, todos sin excepción han puesto la mano para recibir, hasta el último euro, de tan afortunado aguinaldo. Y es así que, nuestro País entero, se encuentra inmerso en remodelaciones de glorietas, de polideportivos, de calles, de edificios, dando empleo provisional hasta finales de año a trabajadores -¡que falta hace!- y negocio a pequeñas y medianas empresas.

Nimio es decir que, dentro del estipulado de bases de las citadas obras, se debe instalar un cartel dónde se haga referencia al detalle de la obra a realizar, junto con la empresa ejecutora, plazo de finalización, presupuesto y, para publicidad del Gobierno, se debe hacer expresa mención que esa obra es producto de la financiación del Plan E.

Marbella, por supuesto, no es la excepción a la regla. No voy a ser pesado en la descripción de las mismas pero si, en las que en este artículo me interesa reflejar. Son todas aquellas que inciden de forma directa en el peatón. Es decir, aceras, remodelación de glorietas, etc.. en las que el paso habitual del peatón –como consecuencia de la citada obra- ha desaparecido totalmente. Pero ¿ cómo paso yo ahora ¿. Pues nada, muy sencillo, pone usted sus pies sobre la calzada habitual de los coches, los evita como puede, agarra bien al niño pequeño, y con mucho cuidado llega usted hasta el final de la obra de su acera en restauración para continuar, esta vez ya correctamente, por la acera en estado más servible que la restaurada. Aquí, vuelve usted a adquirir todos sus derechos de peatón.

Recientemente he estado disfrutando de mis vacaciones en el extranjero y ¡ mira, por dónde ¡ al hilo de esta reflexión española me he acordado que allí también pude observar obras sobre las aceras, viales o edificios. ¿ Cuál era la gran diferencia ¿. Pues muy sencilla, lógica y a buen seguro adaptada a la ley. En todos y cada uno de los tramos de obra que afectasen al tránsito habitual del peatón era necesario habilitar, en el mismo sentido, un área protegida de paso para el mismo con las debidas señalizaciones para los vehículos y las máximas protecciones de seguridad que deben ser instaladas previamente al inicio de la obra.

Desconozco el sentido de la ley en mi querida España, en lo relativo a esta cuestión. Me da lo mismo si la normativa, de existir, es nacional, autonómica o local. Lo que está claro es que de existir no se cumple y si no existe, ¡ a que coño esperan para publicarla y exigir que se cumpla ¡. ¿ Quizás a que alguien sufra un incidente.


Salud, ciudadanos. El que avisa no es traidor.

jueves, 16 de julio de 2009

San Fermín y la muerte

Por José Manuel Beltrán

A conciencia y no por mor de mi pereza post-vacacional, he dejado transcurrir unos días para trasladar en estas líneas el lamentable suceso acaecido el pasado 10 de julio en Pamplona, con ocasión de unos de los tradicionales encierros de las fiestas de San Fermín. Allí, cuando muchos ciudadanos se encontraban camino de su trabajo sino ya en él, un joven madrileño de 27 años, Daniel Jimeno Romero, hijo y nieto de pamplonicas dejaba su vida de una brutal cornada, mortal por necesidad según el parte médico, propiciada por un astifino toro –de nombre Capuchino- que, horas más tarde, sería sacrificado no por el hecho de causar la muerte a Daniel sino, más bien, por haber sido seleccionado como actor secundario en la corrida vespertina encuadrada en los actos de la fiestas oficiales de San Fermín.

La última desgracia en similares circunstancias acaeció un 13 de julio de 1.995. Esta vez otro joven, de nacionalidad estadounidense, teñía de luto momentáneo y transitorio el empedrado pamplonica. Desde 1.924, ya son quince las personas que han dejado su vida en estas tristes circunstancias y aquí queda en duda si se contabiliza la última muerte de Fermín Etxeberria, corneado en 2.003 pero que murió en el hospital dos meses y medio después.

La algarabía, la diversión, la juerga y el disfrute de unas fiestas patronales –tan antiguas como las de cualquier otra población- no tienen, a mi juicio, que ir unidas al inmenso riesgo que conlleva el colocarse en carrera con un toro bravo –siempre más veloz que el animal humano- retándole a no se qué. La irresponsabilidad responsable de la gran multitud de corredores – en muchos casos en estado poco apropiado de equilibrio físico, que no quiero juzgar el mental- conlleva a unos riesgos innecesarios no sólo por su propia persona sino, también y de ahí la irresponsabilidad, de los cercanos a los que, sin duda, se debe empujar, tropezar y hacer caer al suelo para ¡ vete tú a saber ! deleite de los bravos.

Algunos, en defensa y como forma de evitar estas situaciones (que yo no comparto, pues nunca podrían evitarse sino ¡ quizás ¡, minorarse) aducen que el número de corredores es excesivo y, por tanto, se debería limitar el acceso a los encierros. Parece lógico que, como mínimo, esto debiera ser así aún cuando, me supongo, los defensores a ultranza de la fiesta no estarían de acuerdo.

Existen multitud de actividades, deportivas o no, que entrañan un alto riesgo en su ejercicio. Muchas de ellas no se encuentran reguladas pues, por ejemplo, difícil es regular que una persona decida, por ejemplo, escalar una alta montaña o volar en parapente. Pero, unas fiestas populares de la magnitud de las Fiestas de San Fermín o como cualquier otras, deberían interesarse más por la seguridad física de quienes, de una forma u otra, quieren celebrarlas.

En la misma tarde, el torero que cortó la vida de Capuchino, hizo un brindis al cielo –in memoriam de Daniel- para comenzar su faena y, al final de ella, curiosamente en una de sus manos portaba una oreja cortada de la cabeza de Capuchino. El minuto de silencio guardado previamente quedó avergonzado con tal acto. Las velas, colocadas posteriormente en el lugar del siniestro, no dejan de ser un acto de hipocresía ante algo en lo que quieres aparentar pena pero que, al día siguiente, volverás a repetir. Es por eso que la vela, ante tal vergüenza, termina apagándose por sí misma. Lo que yo no sé es cuando se volverá a iluminar nuestra sensatez.
Salud, ciudadanos.

sábado, 11 de julio de 2009

¡Y hoy, vamos a por el 2-1!



por José Manuel Beltrán

Pensé que no las iba a conseguir pero, en el último día, tuve que echar mano de cierta amistad y en sólo veinte minutos tenía en mi poder dos abonos ( y encima en la sombrita ) para poder presenciar la eliminatoria de la Copa Davis que se celebra, desde ayer, en la Plaza de Toros de Puerto Banús-Marbella entre España y Alemania.
Lamentablemente no estaba llena, tal y como habían anunciado desde todas las instancias. Más bien, aplicando un término taurino, se diría que tres cuartos de entrada que, al comenzar el segundo punto y partido, se quedó en media plaza. Muchos seguidores de fuera de nuestra localidad y que son habituales en todos los partidos de la Davis en territorio nacional e, incluso, extranjero. El ambiente, vivido en directo por mí por primera vez y no por la televisión, extraordinario. Te contagias de inmediato de la alegría, de la charanga de los aficionados del Puerto de Santa María; de las bellísimas y encantadoras aficionadas de Carmona que propician que una inmensa bandera española se pasee por toda la plaza deslizada suavemente por las manos de todos los espectadores ( en la foto está un pequeño ejemplo). Y en ese momento, te contagias de alegría y de unas sensaciones que, aunque puedan parecer absurdas pues de una simple tela se trata, son emocionantes. He visto como mucha gente, a su paso, besaba la bandera. He visto, y participado en ello, como se la zarandeaba para que formase unas ondulaciones que la hiciesen más agradable a la vista de todos. Una bandera en movimiento que aporta ilusión y energía para trasladar a nuestros tenistas distrayendo, quizás, su importante concentración para el partido que disputan.
Pero ese es el calor de la afición. Esa es la fuerza mental que te puede ayudar en momentos de crisis deportiva. Porque aquí no valen nacionalismos absurdos y chorradas varias. Aquí jugamos todos y así lo refrendaban la multitud de banderas de nuestro país que colgaban de todos los sitios y que, rotuladas, nos alertaban de la procedencia de sus aficionados: Elche; Huesca; Murcia; Alicante; Carmona; Puerto Santa María; Ibi; Mallorca; Lérida; La Coruña, Sevilla, etc..
Hoy, después del 1-1 de ayer, vamos a desempatar a eliminatoria a nuestro favor. ¡ Vamos a ganar el doble a los alemanes !. Nuestra pareja, Fernando Verdasco y Feliciano López, van a hacer vibrar la bonita pista encuadrada en la Plaza de Toros de Puerto Banús y encauzar el camino para decidir la eliminatoria mañana domingo. Hoy, de nuevo a partir de las 4 de la tarde, los cánticos, la algarabía y la alegría de todos nosotros formarán un espectáculo que sumado al deportivo nos hagan salir felices e ilusionados para la definitiva jornada de mañana.
Como invitada de excepción, pues ayer fuí con mi hijo, mi querida Nuria.
Saludos deportivos, ciudadanos.
¡¡ A POR ELLOS, OEEE, .. A POR ELLOS OEEE, ... A POR ELLOS OEEE, ... OEEE, OEEE, OEEE !!

martes, 7 de julio de 2009

¡ He vuelto, pero mejor me voy !

Por José Manuel Beltrán

En mi anterior, y por tanto último post, anunciaba una retirada temporal de esta actividad iniciada con gran entusiasmo allá por finales de diciembre del pasado año. Ya han pasado seis meses y no me arrepiento de ello. Tocaba, por tanto, unos días de descanso que ¡ decía yo ¡ eran merecidos si a ello le uníamos el desgaste ocasionado por la otra actividad, esta última, remunerada.

Mira que antes de reanudarla, es decir de incorporarme de nuevo a mi trabajo, repasé de forma concienzuda todos los boletos de loterías diversas que había dejado aparcados en un cajón. La esperanza es lo último que se pierde y hasta que no acabé la revisión no me hice a la idea, cada vez más cierta, que mi mesa y sillón de trabajo debían de soportar de nuevo el peso de mi cuerpo.

Las fotos y el relato del viaje, así como de los diversos lugares visitados, aparecerán dentro de poco en mi blog de viajes, a la sazón “Parada y Fonda de un viajero”. Espero que os agrade y, si cabe, sirva de ayuda para todos los que decidan abordarlo en cualquier momento. Yo, desde luego, os lo recomiendo con gran interés. Copenhague y los Fiordos de Noruega merecen esa visita.

He estado, siendo totalmente consciente de ello, desconectado de todo tipo de información. Sólo me interesaba disfrutar de los manjares de la vida mundana –que no solo es abundante comida- sino el conocimiento de gentes y costumbres distintas; paisajes y la plácida lectura y el relax, intentando –en muchas ocasiones- algo que yo considero difícil de realizar: No hacer NADA.

Pero a mi vuelta, sin haber pasado por vuestros blogs todavía, me encuentro que el Vicepresidente Chaves (ex – Presidente de la Junta de Andalucía) solo sabe hacerse fotos con los respectivos “autónomos” sugiriendo cifras que su Vicepresidenta jefa, Salgado, le cambia cada día. Que el Presidente jefe, Zapatero, quiere un acuerdo social y los jefes económicos (empresarios) y los plebeyos currantes (sindicatos) no se ponen de acuerdo en si la paella es con bogavante o, simplemente, con conejo a secas.

Que el llamado jefe de la oposición, Rajoy, más que oposición tiene posición. Posición inerte, pues lleva más de mes y medio sin una simple rueda de prensa, pues le supongo muy atareado poniendo al día las cuentas del partido con su tesorero. Y es que antes de hacerle dimitir se tiene que enterar él como se cuadran los balances ( los A y los B ).

Que el señorito andaluz, Arenas, exministro, excandidato perdedor eterno a la Junta de Andalucía, excampeón de la palabrería ya caduca y aburrida, ex de casi todo, menos de su morenito de fluorescente, tenga su sitio reservado como VIP para la eliminatoria de la Davis en Marbella. Y yo, que pago mis impuestos aquí en mi Ciudad, tenga incluso la calle cortada al tráfico para poder acceder a mi trabajo porque el señorito tenga que pasar como VIP.

Que lo dicho, que no quiero seguir leyendo las noticias, que no quiero ponerme al día, que he vuelto, pero……… mejor me voy.

Salud, ciudadanos. ¡Hete aquí la triste realidad
!.