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Efectuar un microrelato, en el que una de las reglas -como es el caso- es que, junto con el título, no puedes exceder de 100 palabras, no resulta nada fácil. Este fue enviado al IV Certamen de Relatos Breves, convocado por Renfe donde invitaban a escribir sobre el tránsito, el viaje, el movimiento hacia un destino. Como por mi parte era de esperar, no resultó premiado.
Silenciosa compañía
Andrés madrugaba diez minutos más de lo necesario. Aseguraba una plaza para dar un rápido repaso a los importantes apuntes del examen final. El sueño le vencía. A pesar de sus grandes esfuerzos no evitó que su habitual acompañante de vagón le despertara. Ambos concluían viaje, desde hacía un año, en la misma estación.
-Suerte, muchacho. Lo conseguirás- le dijo él, guiñándole su ojo izquierdo.
Coincidieron, de nuevo, tras una semana. Terminado el trayecto, Andrés se despidió de su inseparable compañero mostrándole un billete: Madrid-París.
-Conseguido. Inicio mi beca Erasmus. Gracias por tu silenciosa compañía.