Cuando en el Blogguercedario te proponen, como así fue el caso la pasada semana, que te hagas una autoentrevista se te pasan por la cabeza mil preguntas que podrías hacer a cualquier otro, menos a tí. Al final cada uno sale de esta como puede y, en mi caso, este fue el resultado.
La cita estaba acordada a las siete de la tarde. Una llamada a mi móvil, cuando ya estaba en camino, me obligó a modificar mis planes. Se retrasaba media hora y cambiaba el lugar acordado. Difícilmente podríamos disfrutar, tranquilamente y alrededor de una discreta mesa cercana al ventanal de la cafetería, de un buen café expreso. Llegué tarde o, mejor dicho, él ya se encontraba allí. La explanada de parking del centro comercial se encontraba a tope.
Permítame primero decirle que estoy algo nervioso. Realmente, para mí, es la primera entrevista que realizo y alguien, tan especial, debería tener enfrente a un consumado periodista…. pero, como comprenderá, órdenes son órdenes.