domingo, 28 de diciembre de 2008

Un adecuado Defensor del Ciudadano

Marbella, 27 de diciembre de 2.008

por José Manuel Beltrán



La bondad es una cualidad intrínseca de la persona. Decía mi abuelo,que se nace con ella y que su primera distorsión se producía en ese llanto -generalmente a horas nocturnas e intempestivas- que provocaba unas buenas ojeras. De esto son buenos conocedores los padres primerizos. Pero la bondad, con el paso del tiempo y aún siendo innata, desarrolla distintos procesos. Existe un proceso de aprendizaje, de rebeldía, de interés, de conformismo. Procesos que, en ocasiones, se entremezclan y que al final de nuestra vida involucionan a su estado original. La bondad innata.

Lo asombroso de la bondad es que no tiene clase social, color o religión y, por suerte, tampoco signo político alguno. Cierto es que muchos vienen manteniendo esos procesos de forma más constante que otros. Y de ahí que califiquemos a alguien de "buena persona" por su trayectoria global y su ayuda desinteresada hacia los demás sin ningún tipo de distinción.