lunes, 19 de marzo de 2012

¡Felicidades, CIUDADANOS!

Aún cuando tiempo hacía que no trasladaba mis sentimientos a este blog, hoy no podía fallar. Antes que nada, comenzaré por la consabida, tradicional y comercial felicitación para todos los papás que se completará y extenderá a todos los José. Como está feo que yo me felicite a mí mismo, deciros que yo me quedo al margen.

Realmente el sentido del artículo no es otro que ensalzar lo que, a efectos legales, se nos otorgó hace hoy dos siglos. La consabida Constitución de 1.812, la popularmente denominada “la Pepa” y de la que hoy concelebramos el segundo centenario, otorgaba en uno de sus artículos un cambio sustancial en la denominación de quienes amparaba. Los hasta ese momento considerados siervos del rey pasaban a tener la consideración de ciudadanos, regulándose múltiples derechos hasta ese momento irreconocibles. Si cabe, el de más importancia, era el derecho político para ejercitar e intervenir en el gobierno del País, relegando a la monarquía a una figura institucional y separando, de forma clara, los poderes fundamentales del Estado.

viernes, 17 de febrero de 2012

El respeto

por José Manuel Beltrán.

Hacía bastante tiempo que no me sentía como un "urbanita". Ha sido hoy, aunque podría haber ocurrido cualquier otro día, saboreando tranquilamente un café en un bar de esos denominados de pueblo. Por suerte, todavía se conservan lo que yo denomino esencias de nuestra cultura; raíces tan profundas como nuestra propia vida.

 La ciudad aglutina a muchos individuos, cada uno con sus usos y costumbres pero difícilmente armonizados. La individualidad, la competitividad, el anarquismo del yo -que es lo mismo que decir egoísmo-, supera con creces a la espontaneidad, a las reglas socialmente marcadas o a los usos y costumbres, esta vez no los individuales sino los generalmente aceptados por todos. Los tiempos cambian, es verdad, pero no tanto como explica la frase de esa celebre zarzuela, de cuyo nombre ahora no me acuerdo. Lo que es seguro es que somos nosotros los que cambiamos.... una barbaridad.