por José Manuel Beltrán.
La pasada semana escuchaba con la atención debida -no podía ser de otra forma- a una jubilada de 76 años. Una persona de esas ya consideradas "mayor de edad"; esposa, madre, abuela y bisabuela. Era esta una conversación plácida, refugiados en la sutil sombra que nos proporcionaba un incipiente árbol de uno de los parques mas queridos de nuestra ciudad: el de la Constitución. Los turnos de palabra -más bien escasos en mi favor, pues me interesaba más escuchar que intervenir- se sucedían con el mayor de los respetos y, sobre todo, con admiración por la escasa retórica de sus contenidos. La SEÑORA Adela (discúlpenme que utilice las mayúsculas pero creo sinceramente que se las merece) me comentaba que, de nuevo y junto a su marido, siguen siendo el soporte fundamental de la familia, máxime en lo que se refiere al sustento.