lunes, 31 de agosto de 2009

Hoy ¡por fin se acaba Agosto!

31 de agosto, Día Internacional de la Solidaridad

Por José Manuel Beltrán

El calendario, como la edad, es inexorable. Aún cuando en el transcurso de nuestras eras algunas civilizaciones hayan adoptado calendarios diferentes, todos han logrado coincidir en algo –que yo aquí reseño como sentencia, pero que no tiene ningún mérito por ser perfectamente conocido- y es que, el día 31, es el último del mes de agosto.

La entrada en el noveno mes de año tiene unas connotaciones muy especiales, en lo que a España se refiere. El pistoletazo de salida lo ha dado, el denominado por la ETB en su programa de humor, el real y permanente hombre negro. Un personaje que, junto a su familia, pasa todos los años sus vacaciones de agosto en Palma de Mallorca practicando el popular y barato deporte de la vela –de ahí el bronceado- y que, en invierno, su bronceado se resalta tras el disfrute de las pistas de esquí. A deshoras –el resto de los meses del año- el moreno, aún cuando de menor intensidad, se conserva en populares cacerías por el monte, más bien allá de nuestras fronteras, o viajes oficiosos –que nosotros llamamos privados- en lugares más o menos paradisíacos.

Los ciudadanos de sangre azul ¡ bueno, menos una ¡ en un buen número regresan a casa para adentrarse en el profundo mundo de los trastornos y síndromes. El mayor de ellos, aunque el de menor importancia pues millones de parados no llegarán a sentirlo, es el denominado síndrome “postvacacional”. Es como una gripe- espero que no la A- que dura del orden de una semana. Después, o más bien casi de inmediato, comienzan los trastornos por localizar todos los libros de texto de nuestros hijos; adquirir la nueva mochila ¡que no sé yo por qué hay que cambiarla todos los años!; organizar los uniformes; decidir si le apuntamos a Educación para la Ciudadanía; regar las plantas que, sedientas de sed, nos esperan después de un mes tan caluroso; volver a dar la lata al médico pues hace un mes que no le vemos; inscribirnos en las clases de inglés, el gimnasio, el tai-chi, o el curso de la dieta del cucurucho que, cualquiera de todos ellos, no lograremos acabar.

Los profesores, tras su mes de vacaciones ¿ o son varios, que no me acuerdo ¿, tendrán otros doce o quince días para preparar la materia para el próximo curso ¡ sí, hay que prepararla, aunque sea la misma del año pasado ¡. Los médicos titulares regresarán a sus consultas y hospitales; los jueces a sus despachos –pues ya se sabe que en agosto se interrumpe en gran manera los trámites ante los juzgados-; los “futboleros” sólo se preocuparán de contratar el nuevo canal Gol TV o el del “plus” pues, este año, tenemos la liga de las grandes estrellas. Nuestros abuelos, algunos, tendrán suerte y sus familiares se acordarán de ellos para rescatarlos de esa residencia en la que quedaron ubicados durante ese mes de agosto, regresarán a casa.

El Gobierno, este año sin remodelación ministerial pues en agosto tradicionalmente se practicaba este deporte, regresará con bríos nuevos para gobernar con medidas innovadoras ante la crisis: Que te subo los impuestos directos, que no te doy este año los 400 euros, que esto ya va mejor y queda muy poquito para salir del agujero, etc., etc… Los de la oposición, que yo denomino los opuestos porque son los que están al otro lado del hemiciclo ¡pero nada más!, seguirán diciendo que lo de Gurtel no es cosa suya, que esto sigue siendo una dictadura y que siguen espiados; que tienen los nombres pero que les de vergüenza decirlos, demás tonterías y etc., etc…

Hoy, ¡ por fin se acaba agosto ¡. El paseo marítimo, así como el resto de mi ciudad –Marbella- ha quedado libre de invasores que regresan a sus castillos ubicados en las urbes alejadas de la calidad de vida que por aquí disfrutamos. Y todo esto será así, una de dos, hasta que modifiquemos el calendario (cosa improbable) o, adecuemos nuestras vacaciones; trabajos; estudios y resto de obligaciones a todos los meses del año. Eso se llama conciliación horaria, no sólo en el ámbito laboral, sino a mayores niveles.
Hoy ciudadanos, día 31, ¡ por fin se acaba agosto ¡, pero no por eso voy a dejar –pues algunos la van a necesitar mucho más- de desearos lo de siempre: Salud

domingo, 30 de agosto de 2009

Facebook y chorradas varias


por José Manuel Beltrán


¡ Estoy alucinando en colores ! y no es que me haya metido ningún "chute", ni que tampoco haya inhalado "maria" o cualquier otro tipo de sustancia alucinógena. Es más, debo reconocer -con la cabeza muy alta- que nunca me he fumado ni un triste "porro", así de claro. También es verdad, que después de muchos años sin hacerlo he vuelto a darle al triste arte de encender un ¡ya quisiera yo, solo uno! cigarrillo, pero de esos comerciales. ¡ Vamos que soy fumador !, que defectos tiene uno y muchos.


Pero mi alucinaje - ¡oye, esta palabreja también se utiliza cuando uno queda depositado en la Luna, que curioso! - no pasa por haber sido instalado en un cohete espacial y depositado en el que, desde la Tierra, es uno de nuestros más bellos planetas.

¡ No !, mi alucinación se viene dando desde hace ya un cierto tiempo. Y es que, cuando un amigo bloguero dejó de publicar sus artículos -al parecer de forma más bien casi definitiva- por mor de circunstancias personales, a las que siempre hay que respetar-, recibí via e-mail noticias suyas a los pocos días. Me invitaba como amigo, a través de la red de Facebook, a ser miembro de Mafia Wars. Mi incompetencia en el uso de nuevas herramientas es tal que ya me costó trabajo reconocer tras el alta que ¡coño! tenía que hacer después (bueno la verdad es que lo hice sin darme cuenta, pues en el propio correo se inscrustaba un "link" de enlace a la suscripción).


Y, mira por donde, me encuentro que la dichosa Mafia Wars es un juego de estilo en el que se combate contra la mafia criminal. Y como aliciente se añade: ¡Empieza como un pordiosero pequeño y pelea hacia arriba a controlar tu propia familia de crimen!. Esto es, repito, alucinante.


Personas de una determinada cierta edad (ya me entendeis) que yo consideraba de mente cabal, lógica, o sea eso que se dice con "la cabeza bien amueblada" metidos en un jueguecito estúpido en el que empiezan como pordioseros pequeños y luchan con armas virtuales para controlar su propia familia del crimen. Esto es sencillamente, como diría nuestro Nobel Cela al igual que mi admirado Fernando Fernán Gómez, de gilipollas que, para mayor aclaración y comprensión significa, ser tonto, estúpido o excesivamente lelo.


Siempre he sentido, y lo hago actualmente, odio hacia las armas. Ninguno de mis hijos, desde muy pequeños, han disfrutado de un juguete que pudiera inducir a la violencia, fuese una pistola de agua; una espada o muñequitos de Mazinger Z. Muchas de las series de dibujos animados conllevan también esa violencia y esas estaban vetadas para su visión. Ahora, entre los mayores e incluso ejecutivos, se encuentra también de moda -incluso pagado por la empresa- unos cursillos de supervivencia anti estrés por el que debes "eliminar" a tu contrincante como si en la guerra, de verdad, estuvieses. Seguro que todos estos, también, hacen su pretemporada en las páginas de Facebook.


Seguro que la referida aplicación tiene otras características más acordes a la sensatez, aunque yo dejaré ya de disfrutar y de investigarlas, si es así. Estos estúpidos juegos de niños grandes te hacen ver la gran inmadurez e incoherencia que existe en nuestra sociedad pues, a buen seguro que, en foro público se mostrarían totalmente contarios a la guerra, a las armas, a la mafia, a la destrucción, al crimen, etc... y después, una vez abandonado el foro público, irían rápidamente corriendo al ordenador para seguir jugando a Mafia Wars.


Salud ciudadanos normales, yo prefiero seguir escribiendo en mi blog y comentar en los vuestros.

miércoles, 26 de agosto de 2009

No estamos locos, sabemos lo que queremos


Por José Manuel Beltrán *

De un tiempo a esta parte, y espero que no dure mucho pues eso significará que el objetivo ha sido cumplido, un número de ciudadanos de todas las edades se reúnen los penúltimos viernes de cada mes para reivindicar el uso y disfrute del espacio urbano de una forma diferente. Para promocionarse, no solo en Marbella sino en otros muchos puntos de España tales como Valencia, Santiago de Compostela, Mallorca, Alicante, Granada, y así hasta un total de diecisiete localidades de nuestra piel de toro han adoptado una denominación común: Masa crítica.

Los ciudadanos en cuestión, debidamente equipados, organizados y con todas las medidas de seguridad por su parte, hacen un uso plácido de un elemento tan simple como útil: la bicicleta. Pero esas mismas medidas de seguridad no se dan en cada una de las ciudades reseñadas, ni por supuesto en Marbella, por la inexistencia en todo el territorio urbano de un carril bici, debidamente señalizado para su uso. Son muchos los turistas, nacionales y extranjeros, que nos visitan. Evidentemente, por pura cuestión geográfica, un buen número proceden de países más al norte que el nuestro. Es allí, en Inglaterra, Irlanda, Alemania, Holanda, Dinamarca, Noruega, Suiza y tantos otros, donde la cultura del disfrute de la bicicleta en un entorno urbano se encuentra más arraigada. El respeto hacia los usuarios es total y éstos, a su vez, respetan en su recorrido el espacio habilitado, es decir, el carril bici.

Si yo tuviera responsabilidades en este ámbito no dudaría ni un instante en ejecutar, con carácter urgente, estas instalaciones y no a título casi decorativo, como la que se anuncia instalar en San Pedro Alcántara. No lo dudaría, al igual que eliminaría totalmente los impedimentos de viabilidad que padecen las personas con determinada discapacidad, pues repercutiría en la salud y la calidad de vida de mis conciudadanos, sean usuarios de la bicicleta o no. También repercutiría en nuestra imagen turística, realzando nuestra hospitalidad, modernidad, tolerancia y daría más consistencia al eslogan: Ciudad Europea del Deporte.

Históricamente somos un país de excelentes ciclistas, protagonistas de grandes hazañas deportivas, pero esto no sirve de casi nada no por el hecho que su reflejo influya notablemente en la cantera, sino porque el uso de la bicicleta –desde niños- se enmarca en el juego esporádico, no en lo habitual. Nuestro querido Manolo Santana, gracias a sus gestas, popularizó la práctica habitual del tenis. Otrora lo han hecho otros grandes deportistas, ¡las gestas, claro! porque ni Perico Delgado, ni Miguel Induraín, ni ahora Alberto Contador, con sus hazañas, han conseguido convencer a nuestros dirigentes que una práctica normalizada de la bicicleta, dentro del casco urbano, es recomendable para todos y qué decir si este planteamiento se lo hacemos a los médicos.

Así que, cuando los penúltimos viernes de cada mes, vean salir desde la Plaza del Mar de Marbella recorriendo toda la ciudad –al igual que en otros puntos de España- a los ciudadanos componentes de la Masa crítica, por favor muéstrenles su apoyo. Yo por mi parte, se lo dedico con la letra de Antonio Carmona “Ketama” y es por eso por lo que les canto: No estamos locos, que sabemos lo que queremos……


Salud, ciudadanos.
* Artículo publicado en el Diario Marbella Express el viernes 28 de agosto de 2009

lunes, 24 de agosto de 2009

A galopar

por José Manuel Beltrán

Hoy sobran las palabras. El decir que sobran es una verdadera fantasía por mi parte pues, más al contrario, más bien me faltan.

Son muchas las reflexiones que se me pasaban por la cabeza, antes de enfrentarme a la clásica página en blanco del ordenador. Pero todas ellas, no lo suficiente ordenadas, como para emitir un juicio mínimamente cabal. Será el calor, será que, leidos los panfletos de noticias, todas éstas tienen el mismo calado, en su mayor parte desagradable y de desligitimación del prójimo.

Así que, decidí dejar galopar a mis neuronas y ellas solas se encontraron con este bello poema y preciosa canción adaptada. Ya solo ver la figura del inmenso autor mi fantasía ha quedado más que satisfecha.

Os dejo con ellos, pues mis palabras son incoherencias a su lado. Teatro Alcalá, Madrid, en Mayo de 1.991.
Disfrutarlo ciudadanos, siempre con salud,

domingo, 23 de agosto de 2009

¿ Se acuerdan ustedes ?

El artículo más abajo reproducido ha sido publicado en el día de hoy, domingo 23 de agosto, en el diario Marbella Express.


Solicito disculpas a los habituales lectores de este blog, allende de Marbella, pues lo contenido en el mismo está centrado, de forma específica, en mi ciudad: Marbella. Bien es cierto que el fondo de la cuestión puede ser aplicado a todo tipo de cuasística.


¿Se acuerdan ustedes?.

Por José Manuel Beltrán


¿Se acuerdan ustedes cuando una buena parte de la ciudadanía de Marbella nos “echamos a la calle” para protestar por los actos abusivos de las anteriores corporaciones?. ¿Recuerdan cuáles eran los principales lemas sobre los que coincidíamos todos, incluidos los del gobierno actual y oposición?. Se trataba de restaurar la legalidad vigente lo cual significaba, como era evidente y así lo ha dictaminado ya en muchos casos la justicia, de anular a todos los efectos lo ilegalmente construido y, como otro punto de reclamación, conseguir el resarcimiento de las esquilmadas arcas públicas sin que, en ambos casos, poco se haya conseguido hasta el día de hoy.

Por aquellas fechas, de forma generalizada, las diversas asociaciones vecinales encontraban fuertes lazos de unión en la defensa de lo común independientemente de la zona dónde se ubicase el ilícito litigio. Gracias a ellas, a sus componentes, a otro buen número de vecinos, a organizaciones de todo tipo y sufragando por sus propios medios los costes económicos que se derivaban del inicio y mantenimiento de los litigios, se consiguieron sentencias sucesivas logrando la paralización judicial de obras ejecutadas. La repercusión y colaboración en la publicidad de estos actos de los medios de comunicación también fue importante, al mantener en la conciencia de todos el clima social necesario para reforzar los legítimos derechos que se reclamaban y se siguen reclamando. Pero de esto parece que nos hemos olvidado ya, olvidando nuestros ideales y dejándonos mecer por la cuna de la comodidad y la resignación.

Me comentan, voces autorizadas en el plano técnico, que el actual PGOU recientemente aprobado por nuestros ediles es una chapuza de plan. Sin tener los conocimientos necesarios me inclino yo también a pensarlo, máxime cuando escuchando a nuestra Alcaldesa se refiere a él “como el mejor posible”. Los ediles socialistas (menos dos, por diferentes motivos) han dado también su visto bueno al igual que, según parece, lo dará la Junta de Andalucía en breve plazo. Para resarcir al Consistorio de lo que, ya por el propio resarcimiento se confirma, se ha construido en exceso ilegalmente se inventan las compensaciones. Compensaciones que están –en niveles de coeficientes- muy por debajo del coeficiente excedido en construcción. Compensaciones que no deberían producirse, pues reitero son un síntoma de confirmación de lo ilegal, si aquello que nacido bajo la ilegalidad se echase abajo, total o parcialmente, y se convirtiese en legal aún cuando así haya sido consensuado en el nuevo Plan.

Uno de los casos más flagrantes lo constituye el edificio de Jardines del Príncipe a la espalda de la estatua de Jaime de Mora, en la avenida del mismo nombre. Lo que debía de ser planta baja y dos alturas se convierte de la noche a la mañana en planta baja y cinco alturas, incluido ático. La defensa a ultranza de la legalidad, por parte de la Asociación de vecinos de Guadalpín, consiguió en sentencia firme la paralización de la obra; su precintado y la orden de restitución a su origen de la citada parcela. Por situaciones como ésta y similares ¿se acuerdan ustedes? salimos casi todos a la calle y yo me pregunto ¿por qué no hacerlo de nuevo? ¿qué ha cambiado en la conciencia de nuestros políticos, que también se manifestaban por el mismo motivo? ¿Acaso la ilegalidad no sigue vigente? ¿Estamos reconociendo una ilegalidad y lo cimentado sobre la misma? ¿No era ésta la razón de nuestro clamor? ¿Ya nos hemos dado por vencidos?

Imaginen este caso hipotético: Con el acuerdo mayoritario de los ediles actuales se permite la edificación, al lado de la casa de cada uno de ustedes, de un edificio que sobrepase en más plantas de las que legalmente se pueden construir. ¿Saldrían ustedes y las asociaciones de nuevo a la calle? ¿Entablarían las acciones legales para ejercer su defensa? ¿O esperarían resignados a que el PGOU del siglo que viene les asignara unas compensaciones? No estoy poniendo en tela de juicio los métodos compensatorios que, según me informan, sería fácil hacerlo. Estoy apelando a su ideal, a lo que era declaradamente legal hasta que se cometió la ilegalidad. Estoy apelando a su conciencia por la defensa de lo justo. Estoy apelando y apoyando a todo aquel que, viéndose perjudicado por la demolición –parcial o total-, inicie el procedimiento judicial para defender sus justos intereses. Y es por eso por lo que les animo, a Asociaciones y ciudadanía en general, a retomar el contacto social para la defensa a ultranza de lo que consideraban, y espero sigan considerando, como ilícito. Porque en este apartado ciudadanos, en la defensa de lo justo, por muchos pactos y PGOU actuales y venideros, la razón y la justicia no `puede ser menoscabada por el acuerdo sobre el “interés general”.

miércoles, 19 de agosto de 2009

¡ Yankees Go Home !

Por José Manuel Beltrán

Les advertiré a mis asiduos lectores, así como a los que no son tan asiduos, que no me encuentro en ningún estado de negatividad ni de ataque frontal al ser humano. Más bien por el contrario, sigo siendo una persona de caracter optimista y alegre aún cuando es cierto, lo reconozco, con un acusado sentido reflexivo y crítico.

Pero siempre he defendido que lo crítico no debe ser inmediatamente interpretado como algo negativo, pues también existe la otra parte interpretativa de lo postivo. Así que, por si alguien piensa como yo, que ni uno ni otro; yo me inclino mejor por la reflexión.

¿Y a qué viene esto a cuento?, se preguntarán todos máxime leyendo el título del artículo. Pues muy fácil. En tiempos no tan lejanos las manifestaciones que se organizaban en este país con asuntos relacionados con los E.E.U.U. (instalación de bases en nuestro territorio; OTAN por el medio y otras muchas) contaban con numerosas pancartas, que también he podido presenciar en otros tantos actos allende de nuestras fronteras, que llevaban inscrita la famosa frase : "Yankees Go Home". De hecho, en la actualidad, la "invasión" de tropas en otros países sigue ocurriendo y las pancartas se siguen repitiendo. El mal llamado sentimiento "antiamericano", por regla general, procedía más de las personas y posiciones políticas denominadas de "izquierda", luego gran parte de esa "izquierda" ha ido moderando su discurso y, por tanto también, sus comportamientos.


Inciso aparte, en mi opinión, merece el concepto "americano" o "América" apropiado tan insaciable como inmerecidamente por los ciudadanos de E.E.U.U. Pues, creidos ser el centro y eje del mundo, olvidan que América no es su país sino un gran continente formado por muchos otros países y ciudadanos. Pero su ego es inmenso y de esto, por mucho que yo me empeñe en llamarles estadounidenses, sé que pasarán un montón y encima me podrían catalogar de "antiamericano", "antipatriotra" o cualquier otro tipo de estupideces.

Recibo un correo electrónico de mi hijo que disfruta, bien merecidamente, de unas pequeñas vacaciones cerca de Boston en compañía de una amiga y toda su familia. Un buen esfuerzo económico, de trabajo y de ahorro, le ha supuesto este viaje y su ilusión era máxima. Sabedor, por mi parte, de cómo se las gastan en ese país ya sólo en la entrada, le comenté que aún siendo totalmente ridículo y de subnormales el cuestionario previo a rellenar con preguntas tales como: ¿Es usted terrorista?; ¿Lleva algún explosivo consigo? y demás imbecilidades; le dije, reitero: "Cuando llegues a la aduana te encontrarás con un negro o blanco que parecerá un armario con cara, mirada y comportamiento de mala hostia. Te mirará y remirará tu pasaporte 80 veces, te preguntará gilipolleces (algunas, muy pocas, de las preguntas serán normales) y tú, por favor, contesta educadamente pasando totalmente del individuo/a sin alzar, lo más mínimo, tu tono de voz (la de mi hijo, ya de por sí es baja). Lo único que te interesa es traspasar esa línea y encontrarte con Ryan (así es el nombre de su amiga) que te estará esperando".
El correo electrónico no puede ser más desalentador. Papá, dice mi hijo, no me querían dejar entrar en la aduana sin ninguna razón concreta. He mantenido totalmente la calma, para nada me he puesto nervioso. Me han volcado -literalmente- toda mi maleta y todo su contenido. Me han tenido una hora, sí una hora, haciendome preguntas de todo tipo. Maleducadamente y con gestos que no quiero reseñar me han dicho que fuese yo quién recogiese la ropa e hiciese, de nuevo, mi maleta. Les he dicho que afuera me estaban esperando (por Ryan) y han salido en su busca para, a ella, durante casi otra hora hacerle las mismas preguntas. Al final, viendo que eran coincidentes, por fin me han dejado (nos han dejado ir). Tranquilo papá, ya ha pasado todo y, gracias por tu consejo, pues efectivamente no exagerabas nada cuando me lo contabas.
Así que ahora, como en aquellos tiempos de lucha y protesta, cuando uno tenía las ansias de juventud; de rebelión ante lo establecido; de lucha por lo que consideraba injusto, ahora yo (que sigo manteniendo, salvo la juventud, todos esas mismas ansias) declaro bien alto y fuerte: YANKEES GO HOME.

GO HOME, no de tu casa (E.E.U.U.) sino de la casa del mundo en la que todos los ciudadanos libres queremos vivir. GO HOME, de la casa de la soberbia, de la estupidez; de la norma inventada por vuestra propia incapacidad, negligencia, desidia e inutilidad; GO HOME de la casa de la racionalidad; de la educación; de las buenas maneras; de la hospitalidad. GO HOME, de la casa de los derechos humanos LIBRES; de la casa Guantánamo; de los golpes de Estado de Chile y de tantos otros; del apoyo a las dictaduras los dictadores sufragando todos sus gastos; GO HOME de la "casa del mal" que es la vuestra, para que nosotros -los arcaicos europeos- la convirtamos en la "casa del bien"; GO HOME, del artificio financiero, de la especulación, de los Maddoff y Cia, de los ricos petroleros manipuladores del mercado; de los defensores del fusil y de la pistola (pistoleros); GO HOME, de la CIA confabuladora; de todos esos "armarios" aduaneros que se creen ...... ¡ pero que coño se creen!.
Con vuestra actitud despreciais el nombre de América y el de muchos de los ciudadanos americanos y, por supuesto, también despreciais el nombre de vuestros propios nativos estadounidenses, porque muchos de ellos -como Ryan y su familia- saben comportarse como ciudadanos del mundo.

Salud, ciudadanos, incluidos todos los de buena voluntad y buen criterio -estadounidenses, incluidos-.

martes, 18 de agosto de 2009

Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva


Os acordáis de la cancioncilla:


" Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, los pajarillos cantan, las nubes se levantan, que sí, que no, que caiga un chaparrón, con azúcar y turrón"


Pues no. Ni siquiera un servidor, que tiene la habilidad del cante como el político tiene la de decir la verdad siempre, es decir nula, puede provocar con suficiente fuerza a las nubes para que esos graciosos angelillos echen un poquito de el celestial elemento.


Y es que estamos de alertas amarillas, anaranjadas o lilas hasta las mismas narices. Luego está la humedad que, para los que disfrutamos de zona costera, se alía con el calor y nos da una sensación de baño turco sin estar ni en el baño ni, por supuesto, con un turco. La noche es encantadora, pero para disfrutarla lejos de casita, con Moet Chandon bien frio o una Casera, también fría, sumergido en una gran piscina climatizada pero a un máximo de 20 grados, porque meterse en la cama es, noche tras noche, otro suplicio.


Y claro como nuestras casitas modernas ya no tienen ¿consecuencia también de la especulación? unas paredes de 40 o 50 cm. de ancho, como la de los pueblos, pues el calor se inserta y allí se queda hasta en las paredes. Los de las compañías eléctricas, con el gasto extra del aparato de aire acondicionado, se están haciendo de oro con esta crisis de calor.


Pero ¡cuidado! como a la Virgen de la Cueva se le ocurra dar la orden a los angelitos para que nos deleiten con su líquido elemento se puede armar la de Dios. Porque, generalmente en estos casos, la lluvia que caiga será exagerada. Esas tormentas que de buenas a primeras descargan tal cantidad de líquido que la riada será la respuesta inmediata. Entonces, nos daremos cuenta si nuestra casita adosada está en zona peligrosa cerca de un rio o vaguada. Si el Ayuntamiento se ha esforzado, con la suficiente antelación en mantener los cauces cuidados y limpios; si el alcantarillado está obstruido o si nuestra compañía de seguros (cuando vayamos a dar el parte de incidencias) es la mejor de todas las compañías. Entonces, nos acordaremos de la lluvia y de la madre que la parió, que no quiero yo decir que sea la Virgen de la Cueva.


Entonces ya no cantaremos ..." que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva..." y es que, ciudadanos, si llueve porque llueve; si hace calor, porque hace calor; si hace frío porque hace frio; y si no hace ni una cosa ni otra estamos deseando, unos que haga frio y otros que haga calor. Ahora entiendo porque es tan difícil ponerse de acuerdo en la globalización.


Salud, ciudadanos y que el rezo a la Virgen de la Cueva sea apropiado en intensidad.

domingo, 16 de agosto de 2009

La conciencia de lo lícito


Por José Manuel Beltrán


Muy a menudo naufragamos en exceso con nuestras ideas, así como con los ideales, en el inmenso océano que es nuestro cerebro. Cuando así sucede, lamentablemente en muchas más de las ocasiones de las que uno quisiera, la confrontación entre la realidad y lo que por ideal debiera ser, supone un fuerte golpe a nuestras conciencias. Ya no solo se trata de idealismos sustentados en mayor grado sobre la utopía, sino de hechos flagrantes que no tienen, o dejan de tener por mor de otro tipo de intereses, una respuesta acorde a la norma establecida. Ejemplo de ello lo encontramos cuando queriendo desarrollar el ideal utópico hablamos del amor, del hambre en el mundo, o de la felicidad o infelicidad, por citar solo unos conceptos. Para estos casos, es imposible encontrar la norma establecida que nos permita penalizar al infractor y solo será nuestra conciencia quien dictamine sentencia. Pero nuestra conciencia también tiene límites y estos se encontrarán cuando choquen frontalmente, en mayor o menor grado, con nuestros intereses particulares, máxime cuando los seres humanos somos verdaderos expertos en echar “balones fuera”.

Hablamos de hambre pero no somos capaces ni valientes para compartir nuestras provisiones, y las futuras con capacidad para adquirir, con aquellos que realmente no las tienen o que les cuesta tenerlas. Hablamos de amor y nos escudamos en nosotros mismos para, después de aparentar una buena predisposición tan solo coloquial, desvanecernos con excusas vacías de contenido, pues ya sabemos que todos tenemos déficit de ello para, como máximo, mostrar una leve sonrisa de hipócrita comprensión pero de nula efectividad en la ayuda real. Y todo, porque se ponen a prueba nuestros límites e intereses personalistas. Porque ceder en demasía de nuestros recursos nos hará más débiles. Porque, siempre miramos al vecino para comprobar si él hará lo mismo y, como tampoco será el caso, tendremos la excusa perfecta para enfrentar a nuestro ideal con nuestra realidad y así la conciencia quedará vacía de contenido.

Otro tipo de confrontación de nuestra conciencia se da con aquéllos conceptos que sí tienen regulación de norma. Cuando, incluso al amparo de sentencias judiciales favorables a la restitución del bien común y basadas en la lucha del cumplimiento de lo lícito, el poderoso no acata la norma diluyéndola en el tiempo. Ahí nuestro ideal, compartido en el primer esfuerzo con muchos otros, se desvanece en primer lugar por la frustración de parte de los individuos en poder llegar, más bien tarde, a conseguir el objetivo lícito.

Somos personajes con un alma por careta que se acomoda tanto a la tragedia, como a la comedia, al drama y, en la mayoría de las ocasiones, a la tragicomedia. Somos marionetas de nosotros mismos con unos hilos pendulares que nos conducen al aburrimiento, a la desidia y a la comodidad. Somos ilusionistas, por cambiar continuamente la realidad a visiones que nos interesan a nosotros mismos. Somos unos peleles alejados de lo ético, de lo moral, de lo justo, salvo cuando a nosotros y solo a nosotros nos interese. Somos unos ciudadanos sin conciencia de lo lícito.
Salud, ciudadanos.

sábado, 8 de agosto de 2009

El plural Real.


Por José Manuel Beltrán

Nuestra excelente lengua románica, el español, asigna como una de las diferentes definiciones de plural, a lo que expresa más de una unidad. Para los extranjeros con lengua nativa diferente a nuestra lengua su aprendizaje les supone, en términos gramaticales, otros mayores problemas que el uso del plural. Pero, para llegar a la perfección siempre hay que vencer determinadas trampas y es así que, entre nuestros propios conciudadanos con lengua nativa coincidente, desarrollamos incorrectamente el uso del plural sobre todos con algunas de las palabras terminadas en consonante “b” o “d” y aquellas que terminan en la vocal “u”, entre otros ejemplos.

Para las terminadas en consonante, y solamente en este caso, deberíamos escuchar con más atención las noticias de los “telediarios” de este mes de agosto. Digo que sólo en este caso, no por las noticias en sí, sino más bien por la general mala utilización de nuestro lenguaje en un medio tan importante como la televisión. Y me refiero al mes de agosto, porque como ya es bien sabido hasta la saciedad por todos, nuestros Reyes se encuentran de vacaciones en su casita de verano en Palma de Mallorca. Bueno, los Reyes y la gran mayoría de su familia pues seguro que es la única familia al completo, incluidos los congéneres de no sé yo hasta que grado, que tienen la capacidad de coincidir todos con el permiso empresarial para disfrutar las vacaciones, repetidamente todos los años, siempre juntos. Los demás, como máximo, tendremos que esperar a Navidad para intentar reunir a toda la familia junta y, aún así, no seremos capaces de cumplirlo.

Sin ninguna intención maliciosa y de forma natural, pues así me gusta escribir, he aplicado la regla correcta y sencilla del plural cuando la palabra termina en consonante, en este caso “y”. Es tan sencillo, que sólo falta añadir “es” para formar su plural: Rey-Reyes. Hasta aquí quedaría, creo yo, aclarada la regla gramatical pero ahora me aflora otra cuestión. ¿La aplicamos correctamente, en lo que significa, cuando la usamos?.

Si nos referimos a los asignados a nuestro Estado, España, parece ser que sí. Nuestra Constitución de 1.978, en su título II, trata la Institución de la Corona, la persona del Rey y sus funciones. A la mujer casada con el Rey se le asigna el título de Reina consorte y en consecuencia, quién sabe si así será en el futuro, el hombre casado con la Reina será el Rey Consorte. Así, al parecer, ocurre en otras monarquías sin que tenga yo un preciso conocimiento de sus leyes.

Es por ello que, acorde a lo que está escrito en nuestra Constitución efectuamos todos, por supuesto también incluidos los medios de comunicación, un uso incorrecto del plural de Rey, cuando nos queremos referir a la pareja compuesta por el esposo Rey y la esposa, Reina Consorte. Reitero lo que dice nuestro diccionario en relación al plural: lo que expresa más de una unidad. El Rey y la Reina consorte no son la misma unidad, por lo que no podemos emplear la denominación de Reyes.

A mi cabeza solo se le sugiere un caso de aplicación correcta del plural Reyes, lamentablemente una vez reformada la Constitución que ojala no tarde en llegar, y sería que el Rey o Reina estuviese casado (que yo también reformaría, por no ser necesario y más acorde a las costumbres mundanas de nuestra sociedad) con otro hombre o mujer: Rey y Rey, serían Reyes al igual que Reina y Reina, serían Reinas. Así de sencillo se forma el plural correcto de Rey sin tantas chorradas de consorte, pues los que alguna vez que otra leemos el diccionario ya sabemos que el consorte es la mujer respecto a su marido y viceversa. O sea, yo mismo, en relación a mi mujer sin tanta pomposidad real ni gaitas que templar.

Y ahora que el ciudadano Rey y su consorte así como todos los congéneres que cohabitan, de forma segura, en su casita de verano disfruten de sus merecidas vacaciones y que procuren no gastarse al completo toda la paga extra empresarial de julio pues los tiempos están más que difíciles.
Salud, para el resto de los ciudadanos –en plural-.