lunes, 19 de marzo de 2012

¡Felicidades, CIUDADANOS!

Aún cuando tiempo hacía que no trasladaba mis sentimientos a este blog, hoy no podía fallar. Antes que nada, comenzaré por la consabida, tradicional y comercial felicitación para todos los papás que se completará y extenderá a todos los José. Como está feo que yo me felicite a mí mismo, deciros que yo me quedo al margen.

Realmente el sentido del artículo no es otro que ensalzar lo que, a efectos legales, se nos otorgó hace hoy dos siglos. La consabida Constitución de 1.812, la popularmente denominada “la Pepa” y de la que hoy concelebramos el segundo centenario, otorgaba en uno de sus artículos un cambio sustancial en la denominación de quienes amparaba. Los hasta ese momento considerados siervos del rey pasaban a tener la consideración de ciudadanos, regulándose múltiples derechos hasta ese momento irreconocibles. Si cabe, el de más importancia, era el derecho político para ejercitar e intervenir en el gobierno del País, relegando a la monarquía a una figura institucional y separando, de forma clara, los poderes fundamentales del Estado.