jueves, 25 de noviembre de 2010

Sucias banderas


Por José Manuel Beltrán


Han pasado ya varios meses y aún así, de forma intermitente que no aleatoria, nos siguen recordando el mayor éxito deportivo –en cuanto a fútbol se refiere- que ha logrado nuestro país. España se proclamó campeona del mundo sobrepasando el maleficio de los “cuartos de final”, deleitando a todos con un juego espectacular, colectivo y tremendamente efectivo.

El júbilo popular duró varias semanas, la orgía de alegría (entiéndase en el buen sentido) se precipitó a las calles nada más terminar el partido. Ya antes, muchos balcones, coches, escaparates y un sinfín de lugares tenían acomodados la bandera nacional. Significaba este detalle visual nuestro reconocimiento a quienes estaban a punto de lograr esa hazaña pero, sobre todo, el hecho de la exposición pública de esa bandera nos hacía sentirnos orgullosos de nosotros mismos, sin arquetipos y prejuicios de ninguna clase para su portador.

Hoy, la exposición pública de esas banderas se ha minorado de forma notable. Si cabe, algunas todavía pueden verse, en su mayor parte ennegrecidas por la polución. Nuestro orgullo patrio, por otro lado siempre polemizado por mor de la política -mejor dicho de los políticos- parece haber decaído o, más bien, retrocedido a sus niveles habituales. No importa que la bandera colgada en el balcón se encuentre sucia. Ya, casi nadie la mira y aprecia lo que significa o quería significar.

Sin embargo son muchas las banderas que siguen ondeando –algunas de ellas con bastante dificultad- a lo largo y ancho de nuestra piel de toro. Acompañando a nuestra enseña nacional –y por una cuestión de protocolo- se aglutinan en el exterior de todos los edificios oficiales la bandera de la U.E., la de la Comunidad Autónoma y la de la propia localidad, enarboladas cada una de ellas en sus respectivos mástiles, de mayor o menor tamaño. No es esta una exposición para arengar al júbilo de la ciudadanía y, de hecho, cuando cerca de ellas pasamos les mostramos la mayor de las indiferencias, aún cuando a mi juicio no debería ser así.

Fijaros en ellas. Ennegrecidas, cubiertas de mugre, polvo y suciedad. Descoloridas y raídas, casi desvencijadas, por el azote del viento. Enrolladas sobre su propio mástil impidiendo su grácil función: ondear a los cuatro vientos. Ese es el respeto que, desde nuestras instituciones, se nos hace llegar a la ciudadanía sobre uno de los símbolos que representa a nuestro país, comunidad o localidad. No pretendo ser conceptuado como un tradicionalista, tan solo como alguien que pretende que la exhibición de estas banderas –por obligación legal o sin ella- se haga con el mayor de los decoros. A este ciudadano solo le queda recordar a nuestros dirigentes que, lavanderías, como me decía un amigo gallego: “haberlas, hailas”.   
Por lo demás, como siempre, salud ciudadanos.

11 comentarios:

  1. Pues sí. Desde el mundial todavía veo banderas en los balcones, cosa que me mola, dicho sea de paso.
    Pero sí que es verdad que están un poco sucillas. Y las de los edificios oficiales, no digamos ná.
    Es lo que tú dices, nos dio un subidón en aquellos momentos de julio (que todavía me acuerdo de las imágenes y de 'Iniesta de mi vida', y me emociono y tó), y había banderas por todas partes. Pero eso ya pasó, y las banderas fueron desapareciendo.
    Yo lo dije en su momento: Si de mí dependiera, esas banderas se quedarían siempre donde están. Aunque se me olvidó decir que tendrían que estar limpitas y arreglás...
    :)


    Besos, Ciudadano!!

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  2. Estupendo artículo acompañado como siempre de buenas reflexiones. Me asombra la facilidad que tienes para de algo tan simple sacar un buen texto.

    Es un placer leerte. Gracias.
    Hoy me he atrevido a hacer mi primer comentario que no significa que no te lea.
    Augusto Sanchidrián

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  3. Buen artículo el que hoy ya he tenido la oportunidad de leerlo en Marbella Express y por el que te quiero felicitar. Cierta tu denuncia de lo lamentable del estado en la que se encuentran, sobre todo en edificios oficiales, teniendo la significación de ser el símbolo de nuestro pais. También totalmente de acuerdo en que, el reconocimiento o más bién apoyo a aquellos que estaban a punto de lograr una hazaña futbolística poniendo la enseña nacional en sus balcones derrumbó buena parte de los prejuicios a la que los políticios nos han querido someter con ideas absurdas y faltas de rigor histórico.
    Saludos

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  4. Hola Augusto,
    Muchas gracias por tu comentario. Espero que a este primero le sigan otros muchos. Aquí siempre serás bienvenido, ciudadano.

    Hola esticomar,
    Gracias por tus palabras y por entrar en esta, tu casa, a la que siempre serás bienvenido.
    En síntesis, has expresado muy bien las reflexiones a las que hago mención en el artículo: suciedad, reconocimiento, prejuicios absurdos, significación de símbolos....
    El placer es mío por tu comentario que espero se repita cuando lo consideres oportuno.
    Un saludo, ciudadano.

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  5. Joder (con perdón) ciudadano osé Manuel,es que estas en todo, como se suele decir a la que salta.

    Pues mira que tienes razón, pero quizás no tengan de repuesto y no la laven nunca,jeje

    Un abrazo limpio!

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  6. Una exposición elegante, fluida y como no - limpia característica de la elocuencia que transmites en cada texto que escribes. En definitiva perfecto y verídico.
    Besitos ciudadano.

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  7. Hola Juancar,
    Gracias por tu visita y, por supuesto, por tu comentario.
    Pues mira, si no tienen de repuesto es cuestión de adquirirlas pues eso no puede ser excusa para tal abandono.
    Un abrazo, ciudadano.

    Hola Nuria,
    ¡Caray, cielo! que se va a notar mucho que eres mi "otra costilla". Muchas gracias amor.
    PD.- Que conste que ella nunca sabe de qué voy a escribir y se entera, muchas veces, después que vosotros. Es que es un cielo.
    Un besazo, amor.

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  8. El tema es interesante y me atrevo a indicar que suave en extremo, me pareció atisbar la reclamación de la bandera española como símbolo nacional,propiedad de todos que por fín recuperábamos de la apropiación indebida de grupos de pensadores del estilo de Fuera Nueva etc...que han esgrimido como propia durante años...
    Recuerdo con nostalgia cuando vivía en Londres que era habitual llevar una pegatina de la bandera española pegada en la correa del reloj y aquello no solo indicaba la nacionalidad del portador( y solo lo llevaban los españoles) sino que era una persona (chico o chica) dispuesto a ayudarte desinteresadamente. Sin manifestar en modo alguno otra intención o ideas más que el orgullo de pertenecer a una tierra maravillosa.

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  9. Hola anónimo,
    Tu comentario si que es interesante y me alegro que aquí haya sido expuesto.

    Las banderas, la nacional incluida por supuesto, son símbolos que identifican y agrupan a los ciudadanos bajo diversos y variados sentimientos. Fue concebida, por mucho que algunos se empeñasen -y quizás, otros, todavía utilicen de forma partidista- para aunar y reconocer voluntades.

    Su exposición no debe ser solo bajo un punto de vista estético pero, si así lo fuera, respetemosla y hagámoslo con el mayor de los decoros. De la misma forma que tú lo haces cuando, con esa nostalgia que comentas, ese símbolo denotaba "el orgullo de pertenecer a esta tierra maravillosa". Copio tus últimas palabras, porque me parecen muy importantes y, por supuesto, comparto.

    Un abrazo ciudadano. Espero verte por aquí más a menudo (compartiendo o discrepando) porque esta es una ventana libre.

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  10. Ay madre mía, pobriñas banderas,usadas como estandartes en momentos propicios para su uso, y luego olvidadas al viento ( en el mejor de los casos).


    Menos mal que no las queman, ciudadano.

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  11. Interesante articulo José Manuel, lo leo casi 3 años despues de su publicación gracias a la foto de Miguel Laury...tratas el tema de las banderas con bastante educación, sin entrar en otro tipo de detalles que muy posiblemente, a nosotros, los andaluces, no nos interesan....
    Te mando un cordial saludo.

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