Cociente intelectual de 110

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Por José Manuel Beltrán

Que ocupamos una de las últimas plazas del ranking europeo en lo referido a los conocimientos de nuestros alumnos de primaria y secundaria es un hecho tan manido que, desgraciadamente,  no seguimos dándole la importancia que realmente tiene. En cualquier caso, si se la damos, no nos esforzamos en aplicar medidas que puedan paliar esa difícil situación. Siempre se ha dicho –y por supuesto que con toda razón, pues biológicamente no puede ser de otra forma- que los jóvenes de hoy son nuestro futuro. Es por eso que invertir en ellos es invertir en el desarrollo de nuestro país excepto si cabe –y permítaseme la ironía- en lo relacionado con la política. Por todos es comprobable que el político, una vez aferrado al sillón, es muy difícil que sea removido del mismo (ni siquiera con el inicio de procesos judiciales en su contra) y el joven sino hastiado, terminará maduro y después veterano, sin haber podido desarrollar ninguna de sus impetuosas ilusiones y ya inmerso en ese “lobby” que se auto-gestiona solo. Resultado: no es necesario invertir en este apartado.
 

La medida adoptada por el Consejo de Ministros el pasado fin de semana relativa a la nueva limitación de velocidad en autovías y autopistas, reduciéndola de 120 a 110 km., ha ocasionado una nueva polémica, a mi entender exagerada. Pero nada de esto es de extrañar pues, que conste, ya lo decían Tip y Coll hace muchos años: “De todo, la culpa la tiene el Gobierno”. La medida se enmarca en una única dirección: el ahorro de nuestro gasto energético, en este caso del petróleo, dado que su precio continúa con un imparable ascenso agudizado por las revueltas producidas en Libia. Recordemos, es uno de nuestros principales suministradores y, recordemos también, que a pesar de la evidente evolución de nuestro país en la generación de energías alternativas, como la eólica, nuestra dependencia del crudo se eleva a un 83%. Insisto de nuevo en mis vanos intentos de propiciar el diálogo y el acuerdo a gran escala. Es necesario un gran pacto nacional, en este caso, sobre el modelo energético de nuestro país.

Comentarios como los del Sr. González Pons, portavoz del PP nacional, indicando la ridiculez de la decisión; los de una de las representantes de una organización de consumidores, aduciendo que es una nueva medida recaudatoria (entiéndase vía multas); las otras varias emitidas sobre si la velocidad media de un trayecto largo solo se reduciría en 2 ó 3 km., y no en los diez pretendidos; incluso la disconformidad de algunos usuarios de Renfe (cercanías y media distancia) a los que el abaratamiento de las tarifas en un 5% les parece poco (que sería decir lo mismo que también les parecería poco una subida del 5%, pues el guarismo no varía); a los que opinan/preguntan –echando balones fuera- que entonces para que fabrican coches que superan esos límites de velocidad; a los que –por regla general- no respetan/respetamos escrupulosamente los límites de velocidad, sean de 120, 140 o el que sea; deberían ampliarnos (correcto leen bien, ampliarnos) nuestro cociente intelectual. No puede ser que nosotros, los mayores, critiquemos a nuestros jóvenes de primaria, secundaria o de cualquier nivel por no tener el interés y el intelecto suficiente para sacar sus estudios adelante, por no desarrollar y ampliar su cociente intelectual, y después caigamos en el absurdo de criticar y defenestrar todo aquello que pueda suponer una mejora para nuestra sociedad, aunque esta sea leve. Lo siento, Tip y Coll. Cuando pronunciasteis vuestra famosa frase: La culpa de todo la tiene el Gobierno; lo hacíais para personas de cociente intelectual superior al actual y, entonces, si que era interpretada bien; ahora, sin sentido del humor, ni de crítica o autocrítica, solo vale culpar al Gobierno de todo aunque solo sea, como decía Cela, por joder. Y así nos va, ciudadanos. Menos mal que yo siempre os deseo salud.