jueves, 25 de julio de 2013

Tragedia en el día del Apóstol Santiago

Foto Fuente: La Voz de Galicia.
La celebración del Día Nacional de Galicia queda ensombrecida por el accidente ferroviario ocurrido en la tarde de ayer en el que se siguen contabilizando más muertos.

El tren Alvia, Madrid-Ferrol, se encontraba a escasos kilómetros de la estación de Santiago de Compostela después de más de seis horas de trayecto. Más de 240 personas ocupaban sus vagones, entre pasajeros y tripulación, cuando en una maldita curva, y al parecer por un exceso de velocidad (extremo este escrito con toda la prudencia del mundo), se ha producido un descarrilamiento que arroja un terrible balance de víctimas. A la hora de escribir estás líneas, oficialmente, los muertos ascienden ya a 78 a los que habría que añadir -esperemos que no- el de muchos heridos graves y en situación crítica.
La consternación se hace patente en cualquier persona con un mínimo de sensibilidad; sin embargo, no sabría yo poder describir con palabras cual es el estado de los familiares de las víctimas mortales y, en otro grado, el de los heridos. No soy capaz, porque todos sabemos que para tener una respuesta a ello, lo primero, es vivirlo en primera persona.

Es así, si lo quieren ustedes -mis lectores- que intento ser pragmático; o mejor dicho, ser realmente sincero, a la vez que efectivo, con mis palabras. Pero no olviden que, desde la distancia, me será muy difícil, casi imposible, poder aportar algún genero de ayuda real. Entonces ¿de qué me sirve manifestarme?.

No es el caso, y esta es la prueba práctica sobre lo que intento reflexionar, de lo que ha ocurrido con una parte de los vecinos colindantes a la zona del accidente; con los bomberos, que se encuentran en disputa laboral por sus condiciones de trabajo; con los profesionales médicos y sanitarios, tan vilipendiados por los "recortes" en nuestra sanidad pública; con los hosteleros que han ayudado en el reparto de mantas, comida, alojamiento, etc...; con los policías y guardias civiles; con los jueces y forenses -sin estar de guardia-; con los psicológos y, no hay que olvidarse de ellos, con muchas personas -gallegos o no- que se han acercado a efectuar la donación de sangre ante la urgente y desesperada llamada de los hospitales. Todas estas personas y colectivos -seguro que me dejo algunos- han colaborado ¡de verdad!, de forma efectiva. 

A ninguno de ellos les ha dado tiempo a utilizar sus redes sociales; a lanzar mensajes llenos de bonitas palabras; a salir públicamente en sus perfiles abanderando la lucha de la solidaridad. Solidaridad, ánimo, sentido pésame, condolencias, apoyo, mi corazón, mi pensamiento, ... todos con Galicia, fuerza, sumarnos al dolor, cariño, mandar nuestras fuerzas, afectuoso recuerdo, ..... y así más, y más y más. Han sido muchas las personas que han publicado frases que complementan a las anteriores palabras; también asociaciones, entidades deportivas y de todo tipo. Todas ellas han cumplido con lo "correcto", con lo "educado", con lo "bonito", con lo "políticamente -o sin política- adecuado, y así han descargado su corazón, su imagen, su saber estar, su ......  pero ¿y de qué sirve todo eso? ..... es crudo decirlo, pero de nada. De nada, porque nada de eso va a ayudar a las víctimas ni a sus familiares. Lo que se diga, para que sea veraz y efectivo hay que cumplirlo, y para eso hay que estar allí, cerca de las víctimas, no hablando (salvo los psicólogos) sino aportando.

No quiero hacer mayor mención al comunicado -con su último párrafo de copia y pega, pero que es la prueba evidente del sentido de mi reflexión- del Presidente del Gobierno. No quiero hacerlo porque a él si le pido (al contrario que a muchos de los que han publicado tantas palabras bonitas en sus perfiles) que además de las palabras se vuelque en la ayuda real y efectiva -fundamentalmente material- de todas las víctimas. De esta forma nos daremos cuenta que aquí, como en otros muchos casos, lo que sobran son las palabras y lo que faltan son los hechos.

Como siempre ciudadanos os deseo, salud.
José Manuel Beltrán. 


4 comentarios:

  1. Unas reflexiones muy bonitas que salen de tu alma. Desde aquí mi más profundo pesar para la familia de las víctimas. Besitos mi querido ciudadano.

    ResponderEliminar
  2. Las imágenes hielan la sangre. Pero sí que es verdad que tb emociona ver a las personas anónimas que estaban allí ayudando sin descanso.
    Es lo que yo he dicho: De los políticos que tenemos, no creo que podamos sentirnos nunca orgullosos. Pero de la gente de a pie, de la gente de la calle, de trabajadores que estaban en huelga, de descanso o en paro y fueron corriendo para allá, siempre habrá que sentirse orgullosos.

    Un beso grande, Ciudadano!!

    ResponderEliminar
  3. dejo web de fontanería en la localidad de Marbella http://www.fontanero-marbella.com

    ResponderEliminar
  4. La aldea global convertida en espectáculo. Para los políticos, palabras: justicia, equidad, transparencia... conceptos todos que se prostituyen en sus bocas.
    Un cordial saludo, ciudadano

    ResponderEliminar

Si has llegado hasta aquí, a mí me gustaría conocer tu opinión. Gracias, por realizarla.