viernes, 15 de enero de 2010

El obispo tiene mandanga


Por José Manuel Beltrán

La verdad es que, con la que está cayendo, el obispo Munilla recién “colocado” al frente de las diócesis de San Sebastián no para de dar polémica. No trataré yo la noticia de forma tan irreal como lo hizo el prestigioso diario El País, en su crónica del pasado 16 de diciembre. Podía leerse el siguiente titular, para mí bastante desafortunado y carente de rigor periodístico: “El clero guipuzcoano recibe al obispo Munilla en pie de guerra”. Por supuesto, ..en pie de guerra.. no se encontraba apostillado para dar a entender la ya desafortunada metáfora, pues lo que nadie necesita es guerra, dicho esto sin querer circunscribirlo solo al País Vasco.

Yo no voy a entrar en esa “guerra” de posturas eclesiásticas entre si el obispo Munilla es más; o menos; o nada nacionalista. Ese es un problema, si es que lo es, de los componentes y jerarcas de la Iglesia. Por cierto, yo también he mencionado la palabra “guerra”, que aquí tiene sentido en argot coloquial aún cuando siempre apostillada. Al parecer, profundizar en la personalidad y las ideas del obispo Munilla se puede fácilmente hacer leyendo las homilías y pastorales que, durante estos tres últimos años de destino en Palencia, han sido publicadas. Un compendio de las mismas ha sido publicado en un libro, prologado por un compañero de seminario, bajo el título: Las cartas sobre la mesa.

Por medio de ellas, según el prologuista, podremos descubrir tres virtudes del obispo: “Cercanía, inteligibilidad y hondura”, destacando –y no por su estilo literario sino por no tener miedo en lo que dice- la inteligibilidad. Y un servidor que, después de localizar documentación y leer algunas de las pastorales del obispo (pues no se trata de escribir por escribir) llega a la conclusión que la fuerza de las palabras escritas, en este caso, no es superior a las incrédulamente escuchadas al referido obispo -en directo vía receptor de radio- en su última entrevista en la Cadena Ser.

La tragedia de Haití ha conmocionado al mundo entero. Sobran palabras ante tal catástrofe y, por supuesto, lo verdaderamente necesario es la ayuda material efectiva para recuperar, ¿será eso posible?, la normalidad a la mayor brevedad. Pero lo que es seguro es que no podremos contar con la colaboración del obispo Munilla. Para él, existen males mayores que los que están sufriendo los pobres de Haití. Esos males mayores se encuentran en nuestra pobreza espiritual. No quiero, con estas letras, desvirtuar absolutamente nada de las aberrantes declaraciones –eso sí- perfectamente inteligibles del obispo. Aquí, las tenéis.





Munilla valora la catástrofe en Haití

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Por favor no matice, rectifique usted de inmediato estas declaraciones pidiendo perdón por ellas y de esta forma le podré decir, al igual que a todos mis lectores, salud ciudadano. Si no fuera así, nos demostrará que está muy lejos; que es poco “hondo” de alma pero eso sí: seguirá siendo, desgraciadamente, inteligible.

Mientras tanto para el resto, salud ciudadanos.

10 comentarios:

  1. Me he quedado tan incrédula escuchando, que ya no se si te puse el comentario o no.
    Pero por si acaso te diré que solo una persona,muy pobre de espíritu o carente de el puede hacer unas declaraciones tan desafortunadas. Un abrazo

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  2. Lo he oido por la radio (es lo que escucho todo el dia mientras hago kms y mas kms), y me he quedao a cuadros. El obispo este, es un impresentable, y si hay un problema mayor en estos momentos, que la tragedía de Haití, será que existan personas con la asquerosa catadura humana que tiene el cura este de los cojones. Un beso

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  3. lamentable lo que cuentas...
    por eso, al menos por aquí, los católicos se están convirtiendo al evangelismo,ya que son los primero que salen a solidarizarse con las necesidades del prójimo!!
    con amigos así....
    para que queremos enemigos, no??

    un abrazo

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  4. Menudo elemento. Y la institución que lo mantiene igual.

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  5. Con la iglesia hemos topado amigo!! !Y este hombre se cice un ser espiritual?...Los eglesiasticos hace años que se les ve el plumero.

    Un abrazo!!!

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  6. Soy catolica no practicamente y me averguenzo profundamente de las palabras del necio de Munilla.El envilecimiento de algunas personas que spuestamente representan a Jesus es tal que merecen cuanto menos un auto de fe a sus palabras. En nombre de Dios se comenten a diario muchas atrocidades aunque tambien en su nombre se reparte mucha bondad,cariño y solidaridad. Estoy en contra de los estamentos eclesiasticos; estoy en contra de las homilias, pastorales y toda esa sarta de palabreria hueca. Estoy a favor de seguir el ejemplo de Jesus. Lo demas son meras interpretaciones de los hombres.

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  7. Yo me quedé a cuadros cuano lo oí, vaya.
    Pa eso, mejor que se calle, porque hay que tenerlos cuadrados para decir semejante cosa.


    Besos, Ciudadano!!

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  8. A este señor lo había colocado en el mismísimo epicentro del terremoto el día D.

    Y no sigo porque no me gusta usar palabras malsonantes en los blogs de mis compañeros de viaje.
    Un beso ciudadano.

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  9. A mi sique me gustaría entrar en "la guerra" pero desgraciadamente hoy no tengo tiempo. Solo decir que, por lo que yo sé (y vivo en la misma comunidad que "este señor" y oigo a gentes de todo pelo y condición) nos ha tocado la china de tener un pastor (¿no es así como le llaman?) de lo más retrogrado que hay actualmente en la Iglesia. Yo creo que esto es un castigo que la Conferencia Episcopal Española impone a los vascos porque somos un poquitín díscolos......... ¡digo yo!
    Un abrazo,
    Esteban

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  10. Hola Esteban,
    Bienvenido, de nuevo, a esta tu casa.Saca tiempo y entra en esa "guerra" aunque yo sé que lo haras de forma más inteligente que la del "señor" Munilla. Si yo fuera vasco -que para el caso da lo mismo, que ser de Cuenca- no me sentiría castigado por el "señor", si cabe, me sentiría más vivo al conocer que puedo y hago más por los demás que lo que el insigne sugiere.
    Un abrazo, ciudadano.

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