Por José Manuel Beltrán
Acabo de descubrir, gracias a la información contenida en Internet, como quitar de forma fácil un chicle pegado a un pantalón, que no salía de ninguna forma de las consideradas tradicionales. No he tenido que aplicar ninguna habilidad especial, la verdad es que poseo muy pocas, sino tan solo colocar encima del excremento bucal un papel de periódico y aplicar la plancha caliente. No os penséis que por este simple hecho voy a quedar en buen lugar - ¡ ni mucho menos ¡ -, más bien será al contrario pues el arte de la plancha no está dentro de mis habilidades ni siquiera cotidianas.
La verdad es que, de vez en cuando y eso que huyo de ella como puedo aunque no me dejan, practico el arte del carrito. Ahí sí puedo decir que soy un verdadero artista. Ya sólo el hecho de cogerlo para iniciar su tránsito me produce la satisfacción de saber que, a mi manera, estoy colaborando. Como ocurre en otros ámbitos, no todos los usuarios respetan las reglas básicas de circulación y eso que son bien simples. Se trata de evitar atascos innecesarios; requiebros absurdos; golpes de los que, por suerte, no es necesario cumplimentar el parte de accidente ante el seguro; e incluso evitar pérdidas momentáneas del utensilio. Para ello debes tener lo más claro posible cual debe ser tu recorrido y tratar de utilizar tu carril derecho de la misma forma que, siendo habitual el estacionamiento transitorio, dejar el vehículo sin obstruir la calzada tanto en la parte habilitada para la circulación como no obstaculizar la visión y el acceso al producto para otros viajeros, no tan diestros en este arte.
De la misma forma que, ante un largo viaje, colocamos todas las maletas y accesorios varios en meticuloso orden dentro de nuestro maletero del coche, al igual debemos hacerlo practicando el arte del carrito. Lo depositado tiene que seguir un orden lógico, el mismo que por su propia densidad y geometría. Cuanto más plano y pesado más en el fondo, pues de esta forma al igual que se levanta un edificio podrá servir de base para lo irregular y más delicado.
Pero el arte del carrito conlleva, además, largas dosis de paciencia. Si tu pasajero más habitual no ha efectuado un croquis detallado te puedes ver dando vueltas, de un lado a otro, o elegir nuevos y continuos aparcamientos transitorios. Es entonces cuando te das cuenta que tú no eres el único en este arte. Observas como otros artistas solidarios bostezan, casi al mismo tiempo que tú. Aún cuando los notas aburridos y, al cabo de cierto tiempo hasta hastiados, el poder se encuentra con ellos. Nuestras manos se asen fuertemente a una barra como signo de posesión absoluta. En ocasiones, descansamos sobre ella, estiramos nuestros músculos y recolocamos y organizamos la carga encomendada.
Si cabe, nos distraemos con el ambiente. Observamos la gran variedad de público, fundamentalmente femenino, que deambula por las distintas calles. De vez en cuando, nuestro pasajero habitual nos hace un encargo valioso. Sabe que lo realizaremos con la misma templanza con la que entramos, máxime cuando no entraña dificultad. Un trocito de papel numerado es el signo de nuestra espera. Nuestro acompañante se pierde rápidamente por otras calles y, aunque no acierta todas las veces, suele llegar en el momento justo en que el dichoso papelito debe ser entregado. Una señal de aquiescencia, también en ocasiones, acompañada de un beso te da las fuerzas suficientes para sentir que tu trabajo está siendo bien realizado. Y no podía ser de otra forma pues eres el artista principal.
Acabo de descubrir, gracias a la información contenida en Internet, como quitar de forma fácil un chicle pegado a un pantalón, que no salía de ninguna forma de las consideradas tradicionales. No he tenido que aplicar ninguna habilidad especial, la verdad es que poseo muy pocas, sino tan solo colocar encima del excremento bucal un papel de periódico y aplicar la plancha caliente. No os penséis que por este simple hecho voy a quedar en buen lugar - ¡ ni mucho menos ¡ -, más bien será al contrario pues el arte de la plancha no está dentro de mis habilidades ni siquiera cotidianas.
La verdad es que, de vez en cuando y eso que huyo de ella como puedo aunque no me dejan, practico el arte del carrito. Ahí sí puedo decir que soy un verdadero artista. Ya sólo el hecho de cogerlo para iniciar su tránsito me produce la satisfacción de saber que, a mi manera, estoy colaborando. Como ocurre en otros ámbitos, no todos los usuarios respetan las reglas básicas de circulación y eso que son bien simples. Se trata de evitar atascos innecesarios; requiebros absurdos; golpes de los que, por suerte, no es necesario cumplimentar el parte de accidente ante el seguro; e incluso evitar pérdidas momentáneas del utensilio. Para ello debes tener lo más claro posible cual debe ser tu recorrido y tratar de utilizar tu carril derecho de la misma forma que, siendo habitual el estacionamiento transitorio, dejar el vehículo sin obstruir la calzada tanto en la parte habilitada para la circulación como no obstaculizar la visión y el acceso al producto para otros viajeros, no tan diestros en este arte.
De la misma forma que, ante un largo viaje, colocamos todas las maletas y accesorios varios en meticuloso orden dentro de nuestro maletero del coche, al igual debemos hacerlo practicando el arte del carrito. Lo depositado tiene que seguir un orden lógico, el mismo que por su propia densidad y geometría. Cuanto más plano y pesado más en el fondo, pues de esta forma al igual que se levanta un edificio podrá servir de base para lo irregular y más delicado.
Pero el arte del carrito conlleva, además, largas dosis de paciencia. Si tu pasajero más habitual no ha efectuado un croquis detallado te puedes ver dando vueltas, de un lado a otro, o elegir nuevos y continuos aparcamientos transitorios. Es entonces cuando te das cuenta que tú no eres el único en este arte. Observas como otros artistas solidarios bostezan, casi al mismo tiempo que tú. Aún cuando los notas aburridos y, al cabo de cierto tiempo hasta hastiados, el poder se encuentra con ellos. Nuestras manos se asen fuertemente a una barra como signo de posesión absoluta. En ocasiones, descansamos sobre ella, estiramos nuestros músculos y recolocamos y organizamos la carga encomendada.
Si cabe, nos distraemos con el ambiente. Observamos la gran variedad de público, fundamentalmente femenino, que deambula por las distintas calles. De vez en cuando, nuestro pasajero habitual nos hace un encargo valioso. Sabe que lo realizaremos con la misma templanza con la que entramos, máxime cuando no entraña dificultad. Un trocito de papel numerado es el signo de nuestra espera. Nuestro acompañante se pierde rápidamente por otras calles y, aunque no acierta todas las veces, suele llegar en el momento justo en que el dichoso papelito debe ser entregado. Una señal de aquiescencia, también en ocasiones, acompañada de un beso te da las fuerzas suficientes para sentir que tu trabajo está siendo bien realizado. Y no podía ser de otra forma pues eres el artista principal.
El viaje está a punto de llegar a su fin. No importa que el atasco sea de considerables dimensiones. Un montón de artistas se aglomeran, junto con sus acompañantes, sabedores que todo el orden y pulcritud de su vehículo será deshecho en unos instantes. Pero no importa, en una próxima ocasión tendremos otra oportunidad de sentirnos importantes. Seremos los artistas del carrito pues nadie sabe hacer este trabajo como nosotros. Así es como yo, y otros muchos, llevamos el carrito en el supermercado. No somos hombres objeto, somos artistas.
Salud, ciudadanos.
Salud, ciudadanos.
También se puede quitar con hielo, conste. Y para manchas de grasa en un tejido delicado, nada como interponer entre el tejido y la plancha (suave de calor) un papel de esos finitos que vienen en las cajas de zapatos. Ay!! Es que tengo una madre muy 'apañá'....
ResponderEliminarUf, calla, que siempre me toca llevar 'el carrito'.......Y no soy precisamente de las que van con calma, no.....Yo empujo, lo advierto.
Y ¿qué me dices cuando las botellas que vas a coger están siempre al final del recorrido con el carrito, es decir al final del super? Eso me pasa...que para hacer caso a la lógica tengo que ir al final del super para poner en la base de mi "carrito" lo pesado como son las botellas de refresco y las latas....Aja! no lo habías pensado? Besotes de lunes
ResponderEliminarEs que con lo del carrito, es como jugar al tetris, en el sentido de que, para optimizar el mayor espacio posible dentro de la bolsa, y luego en la lona, tienes que ver qué bulto es mejor ponerlo en primer lugar.
ResponderEliminarEn mi trabajo en el aeropuerto ( cargando maletas en los aviones) tiene la peculiaridad de jugar al tetris y practicar el desarrollo "espacial".
Un rampyabrazo
¿Y esas personas (generalmente mujeres) que dejan el carrito en la cola de la caja y lo llenan a base de paseos? En un par de ocasiones mientras mi mujer guardaba cola he apartado el carrito de alguien unos cuantos metros, y lo bueno es que cuando la susodicha regresa y ve el carro pregunta muy cabreada por el autor de tal felonía y todos callan ignorándola.
ResponderEliminarYo creo que un solo día de compra ya da para una narración de terror. Igual lo intento...
Un abrazo, amigo,
Eeeh, yo tb vivo, semana tras semana, el famoso día del carrito.
ResponderEliminarY sí, lo mío tb es arte, porque cualquier día me llevo a alguien por delante (la mala costumbre que tienen de pararse a charlar, dejando carros por medio, joé...). Pero me lo llevaré con mucho arte, eso sí.
;)
Besos, Ciudadano!
Pues yo en el manejo del carrito soy un crack...Y no solo el carrito de la compra, que cuando vinieron mis dos peques al mundo tenia un carrito que parecia un trono de semana santa...Pero ete aqui que tome una destreza en las artes de llevarlo de un lado a otro en menos que canta un gallo...Asi que si creamos el club del carrito yo, como poco, presidente ( vale no te me enfades te dejo ser vice....) Saludos ciudadano de primera
ResponderEliminarJosé Manuel...
ResponderEliminarPor el primer párrafo solo agregar la increíble cantidad de información que nos entrega Internet, quieras lo que quieras allí en la net esta y generalmente muy bien detallado. Me alegra que superaras la odisea del chicle pegado.
A mi la vida me ha regalado con muchos momentos de compañía y otros tantos de soledad, esto es con o sin pareja, y así ha sido en tantas latitudes como puntos cardinales hay. En esas etapas de solitaria existencia he tenido que recurrir a aprender las artes del hogar, tales como planchar, lavar, limpieza general y especial, ordenar la casa, cocinar, entre otras buenas artes.
Y sabes algo ???
Me gusta haberlo aprendido, y tambien me agrada hacerlas.
A pesar de mis 52 años soy pensionista y solo hago tiempo profesional para escribir en algunas revistas o versiones digitales de periódicos. Esto me lleva a usar gran parte del tiempo en esas tareas que otrora estaban en pleno uso y disposición de las féminas del lar.
Me fascinó tu excelente relato de esa ardua tarea que esta representada en la conducción correcta e idónea de un carrito.
Tal cual es, tal cual la cuentas !!!
Yo al respecto tengo algo que agregar y lo haré bajo el titulo de "LAS MARUJAS DE LOS CARRITOS LOCOS"
Cuenta la leyenda que hay una especie del reino animal que usa y abusa del permiso de conducción de carritos en la vía publica, Ellas se reunen en matas humanas que impiden el paso a todo ciudadano, y al mismo tiempo se tornan todas en seres con incapacidad auditiva que les impide escuchar tanto las suplicas de algunos educados que quieren llegar al otro lado del matorral de marujas, como las puteadas de otros que ya no soportan ese juego de ponerse a chismear como cotorras en celo ante los machos en pleno periodo de apareamiento.
El carrito me resulta una herramienta GENIAL, cumple holgadamente con todas las necesidades básicas del buen comprador, pero es una pena que esta sociedad sufriera la involución de aquellas marujas que lo usan como arma de combate dentro de los mercados. Digo esto pues ellas cual Don Quijote y su escudero arremeten sin piedad contra molino que se les cruce sea hombre, mujer, niño, anciano, o alienigena.
Bueno, ya me extendí para el carajo, buena semana CIUDADANO.
Carlos Hugo Becerra
Hola Doñito.
ResponderEliminarExcelente disertación sobre la desagradable labor de ir a pelearse en una gran superficie, para machacarse el bolsillo en la ingrata tarea de rellenar la despensa y el frigorífico.
Genial!!!!
Besitossssssssssss
Yo no sirvo para llevar el carrito, lo reconozco, se me da fatal, y como suelo despistarme y perderlo, y lo que es peor, dar el cambiazo y llevarme otro que no es mio, mi marido y yo hemos decidido coger uno cada uno y repartir la compra entre los dos, él, las bebidas (que pesan mucho) todo lo que es de botellas, la comida de los animalitos, y bollería; y yo el resto, y nos vemos en la caja, así si pierdo el carro solo perdemos media compra, jajaja
ResponderEliminarLuego viene el problema de encontrar el coche, eso es cosa de él, y es lo peor de todo, una pasada.
Hola: pues lo de los seguidores en los blogs de blogspot es más fácil, en wordpress.com no hay esa posibilidad. Yo os tengo en mi blog roll(creo que se dice así) de blogger y en la columna de mi blog. Pero tú tranquilo...que lo importante es saber que estamos. Besos y gracias por la visita
ResponderEliminarTe habrás fijado que cuando sueltas el carro se desvía hacia la izquierda ¿no?
ResponderEliminarEs un truco de distribución para que agarres el carro con la mano izquierda y dejar libre la derecha para echar mano de los productos del lineal.
Veo muchos machistas en esto comentarios que critican a las mujeres en lo supermercados, con los carritos, a ellos les daría yo las tareas de la casa, la plancha, la limpieza, la comidad, etc. etc., el trabajo de la mujer es muy desagradecido, nadie sabe apreciarlo, si la comida sale sosa, criticas, si sale buena, a tragar, y ni una sola palabra de ánimo.
ResponderEliminarMira, conmigo no se van a tropezar,las grandes superficies y los supermercados no me gustan nada, voy solo cuando tengo una necesidad apremiante.
Para el orden, soy un desastre, lo pongo todo como va cayendo, menos mal que mi marido me acompaña, es más "apañao" que yo, y le gusta comprar, aunque a veces me desespera.
Te dejo, voy a pasear un poco con mi perrita, y mi marido, por descontado, un beso, ciudadano, recuerdos a la abuelita.
Tienes una forma estupenda de relatar uns simple compra jeje con el elemento esencial que es el carrito. Me he reido un montón. ¿ Te imaginas tener que comprar como antaño con la cesta ? Pues el carrito nos facilita esa tarea a todos hombres y mujeres por igual.
ResponderEliminarUnos lo harán con mayor destreza que otros pero al fin y al cabo no es más que un instrumento a nuestro servicio. ¿ No crees ?
Yo conduzco mal y naturalmente llevo el carrito peor, pero no atropello a nadie. Soy un desastre, siempre voy con prisas, lo meto todo como puedo y no llevo lista, por eso te llevo a tí. Pero no te quejes que luego te lo comes todo jajaja
Besitos guapo
Lo bonito de todo tipo de relato es que los lectores aprecian diferentes puntos de visión sobre lo que, a priori, el escritor quería transmitir. No todo el contenido tiene que tomarse como hechos reales y personales pues la imaginación, de unos y otros (escritor y lectores), puede y debe desbordarse hasta el infinito.
ResponderEliminarLo que no quisiera, siempre por mi torpeza, es que este post se entendiera como una crítica hacia la mujer pues, más bien al contrario, su objetivo era exactamente el opuesto. La crítica va directa hacia ese objeto (HOMBRE y carrito) que su única colaboración en esta labor es la de conducir un trasto. Para no herir a nadie, la he puesto en primera persona, y el resto de los matices -que cada uno puede entender como quiera, pues para eso sois lectores libres- dan mi peculiar visión del asunto.
De cualquier forma quiero que sigais expresando vuestros comentarios como hasta ahora, porque algunos son geniales. Y por ello, a todos, os doy las gracias CIUDADANOS.
Hasta para explicar como manejas el carrito del supermercado, lo haces con arte. Si Señor!
ResponderEliminarEs curioso, porque en mi casa tambien es mi marido que siempre conduce el carrito. Habitualmente vamos los dos a comprar (en fin, siempre somos una pareja que vamos juntos a cualquier cosa). Siempre es él, quien lo conduce, y ten por descontado, que respeta el carril, aparca sin molestar, y le molesta muchísimooo, quien no respeta nada de lo que los demas si hacemos.
A mi lo que me molesta es ir dando vueltas por el supermercado, buscando donde está él y el carro. Eso, me desespera.
No sé si tu también practicas el dejar despues las bolsas de la compra en el maletero del coche, por tamaño y peso. Que pesao es mi marido, con el tema de dejar las bolsas mas pesadas mas cerca y debajo, y las menos pesadas al fondo del maletero. Al final, aprenderé!!!
Un beso Ciudadano
Es un verdadero arte, y sobre todo tener mucha paciencia. Aquí hay cada encefalograma plano (si distinción de sexos), que deja el carrito atravesado impidiendo el paso, que te produce un inmenso deseo de tener un valium o un revólver.
ResponderEliminarBESOTES CUIDADANOS
Jajaja que divertido. Todo un analisis de comportamiento masculino ante el carrito!!!! Me ha gustado mucho, me he identificado como Artista femenina del carrito. (aunque lo detesto de todo corazon)
ResponderEliminarPues justo a eso voy yo ahora, a pelearme con el carrito, eso si, siempre me lo pido,lo tengo dominao..yo suelo cojerlo al reves, o sea.. voy tirando de el jajajaja, parece mentira, pero no se tuerce!!! ademas siempre me pido esa tarea, el mozo va cargando y yo tiro del carro!!!! eso si, rapidito, odio estar en esos sitios mas de media hora!! asi que ya veis al mozo haciendo canastas y corriendoo jajajajjajaj
ResponderEliminarbesotesssssss me voy a la compraaaaaaaaa