por José Manuel Beltrán
Reconozco que el enfoque con el que se va a desarrollar este artículo ha partido de una simple y mera observación. Esta tarde tranquilamente sentado, a la vez que disfrutando de un “cosmopolitan” (célebre cóctel, considerado afrodisíaco y creado en New York allá por 1.980), observaba –nunca de forma descarada- como una joven de la mesa de al lado en un diálogo compartido con otras dos personas gesticulaba con sus manos, al mismo tiempo que tenía el uso de la palabra. Por quienes me conocen se me acusa del mismo acto y yo, no sin querer reconocerlo, me defiendo aduciendo que es otra forma, si cabe, de dar más énfasis a lo que en ese momento se dice.
Este movimiento gestual puede, en algunos casos, tener unos parámetros predeterminados para reforzar la idea expuesta así como su comprensión adecuada. Para algunas personas el mismo movimiento gestual se hace obligatorio e imprescindible y se enmarca dentro de unas estrictas reglas. Me refiero a las personas sordas y a los sordomudos. En el ordenamiento militar existen muchos movimientos obligados partiendo, por lo general, de la obediencia y la disciplina. El respeto debido ante un conferenciante denota otra serie de movimientos gestuales, como son la atención, el aburrimiento, la incredulidad, el aplauso o la decepción.
Nuestra vida está llena de movimientos que, en muchos casos, son tan habituales y reflejos que no paramos a reflexionar el por qué de ellos. La ira, la envidia, la alegría, la prisa, el sueño, el hambre o la sed. El mundo y los ciudadanos que lo poblamos estamos en un movimiento constante. Pero asociamos ese movimiento a lo material, a aquello que engendra y genera riqueza y pobreza; al desarrollo económico; al de nuestro propio status social o laboral.
Platón, en su Teoría de las Ideas, expresaba que las ideas son seres reales. Son eternas, inmutables, simples, indivisibles, perfectas e inmateriales. Son el verdadero ser o, lo que es lo mismo, la verdadera realidad. Su conocimiento nos proporciona la ciencia. Su idea suprema es el Bien, que ilumina al resto. Después la Belleza, Justicia, Ser y Uno. Otras representan elementos polares como la Igualdad-Desigualdad; Idéntico-Diverso; Generación-Corrupción; Movimiento-Reposo; pasando después a las ideas de los Números, es decir, las ideas matemáticas, para finalizar en las ideas de los seres materiales del universo. Aristóteles, por el contrario, le refutaba indicándole que las Ideas son estáticas y, por lo tanto, no pueden explicar el movimiento o los procesos naturales.
¿Cuántos de los líderes pasados, actuales y, seguro que, futuros han manipulado el concepto de Idea? ¿Acaso, la misma idea de Justicia, se aplica en todos los países de la misma forma? ¿Qué decir de la Igualdad, de la Corrupción? La Idea es inmutable, según Platón, y nosotros según el momento y conveniencia la modificamos, la movemos, la trastrocamos, la manipulamos para desvirtuarla en beneficio propio. ¡Que vergüenza debe estar pasando la idea suprema: el Bien!.
Salud, ciudadanos.
Reconozco que el enfoque con el que se va a desarrollar este artículo ha partido de una simple y mera observación. Esta tarde tranquilamente sentado, a la vez que disfrutando de un “cosmopolitan” (célebre cóctel, considerado afrodisíaco y creado en New York allá por 1.980), observaba –nunca de forma descarada- como una joven de la mesa de al lado en un diálogo compartido con otras dos personas gesticulaba con sus manos, al mismo tiempo que tenía el uso de la palabra. Por quienes me conocen se me acusa del mismo acto y yo, no sin querer reconocerlo, me defiendo aduciendo que es otra forma, si cabe, de dar más énfasis a lo que en ese momento se dice.
Este movimiento gestual puede, en algunos casos, tener unos parámetros predeterminados para reforzar la idea expuesta así como su comprensión adecuada. Para algunas personas el mismo movimiento gestual se hace obligatorio e imprescindible y se enmarca dentro de unas estrictas reglas. Me refiero a las personas sordas y a los sordomudos. En el ordenamiento militar existen muchos movimientos obligados partiendo, por lo general, de la obediencia y la disciplina. El respeto debido ante un conferenciante denota otra serie de movimientos gestuales, como son la atención, el aburrimiento, la incredulidad, el aplauso o la decepción.
Nuestra vida está llena de movimientos que, en muchos casos, son tan habituales y reflejos que no paramos a reflexionar el por qué de ellos. La ira, la envidia, la alegría, la prisa, el sueño, el hambre o la sed. El mundo y los ciudadanos que lo poblamos estamos en un movimiento constante. Pero asociamos ese movimiento a lo material, a aquello que engendra y genera riqueza y pobreza; al desarrollo económico; al de nuestro propio status social o laboral.
Platón, en su Teoría de las Ideas, expresaba que las ideas son seres reales. Son eternas, inmutables, simples, indivisibles, perfectas e inmateriales. Son el verdadero ser o, lo que es lo mismo, la verdadera realidad. Su conocimiento nos proporciona la ciencia. Su idea suprema es el Bien, que ilumina al resto. Después la Belleza, Justicia, Ser y Uno. Otras representan elementos polares como la Igualdad-Desigualdad; Idéntico-Diverso; Generación-Corrupción; Movimiento-Reposo; pasando después a las ideas de los Números, es decir, las ideas matemáticas, para finalizar en las ideas de los seres materiales del universo. Aristóteles, por el contrario, le refutaba indicándole que las Ideas son estáticas y, por lo tanto, no pueden explicar el movimiento o los procesos naturales.
¿Cuántos de los líderes pasados, actuales y, seguro que, futuros han manipulado el concepto de Idea? ¿Acaso, la misma idea de Justicia, se aplica en todos los países de la misma forma? ¿Qué decir de la Igualdad, de la Corrupción? La Idea es inmutable, según Platón, y nosotros según el momento y conveniencia la modificamos, la movemos, la trastrocamos, la manipulamos para desvirtuarla en beneficio propio. ¡Que vergüenza debe estar pasando la idea suprema: el Bien!.
Salud, ciudadanos.
Muy interesante este post. Las ideas son manifestadas gestualmente, y a veces se transforman en una fuerza inusitada; imposible no recordar a Goebbels cuando le enseñaba a gesticular y mover los brazos a Hitler, cuando le hablaba a las masas. Y mirá hasta donde llegaron esas ideas! Me gustó mucho esta entrada, me gustaría más si hubieses contado si surtió efecto el trago afrodisíaco que bebiste, jejeje.
ResponderEliminarJAJAJAJA!!!! Te agradezco muchísimo tus felicitaciones, pero ya que me ofrecés con tanta generosidad, voy a optar por el Palacio de Oriente, si no es mucho pedir, jajajaja!!!!
BESOTES Y FELIZ NOCHE DE DOMINGO!!
Una entrada muy interesante. Los gestos nos definen en muchas ocasiones, y en otras los maquillamos para que la gente vea lo que queramos que vea. Y sí, el Bien supremo, o el amor, está por encima de todo lo demás.
ResponderEliminarSaludos desde La ventana de los sueños.
Después de leer tu sesusa disquisición de hoy he llegado a la conclusión de que ¡todo es relativo! y habla "el sociologo":
ResponderEliminarTu hablas de la "idea suprema" que llamas EL BIEN. Mi opinión es que no existe nada llamado el BIEN lo mismo que no existe nada llamado el MAL tomados como absoutos e inmutables. Lo mismo que no exite la "moral natural" ni tampoco "el buen salvaje".
El Bien y el Mal son meros conceptos culturales que varían en cada momento y lugar. Los tabués como "el horro al incesto", "la maldad del asesinato" o "la abominacion del canibalismo" existen en nuestra cultura actual pero te puedo dar cientos de ejemplos de culturas, algunas aun existentes, que no los tienen.
Bueno, me he desviado de la cuestion. Los politicos tienen como razón de existir "el vencer" y usan todos los medios a su alcance para hacerlo, como si fuera una guerra (y ya sabes que en el emaor y en la guerra todo vale), pasando por encima de moral y de ideología. Eso es así y eso hay que asumirlo.
Yo hace tiempo que dejé de creerme nada de los políticos. on "un mal menor" y ya está.
Una brazo,
Esteban
Si los gestos me delataran (aunque a veces los tengo enseñados)sería totalmente transparente.
ResponderEliminarUn bonito relato.
Se te echa de menos...ocurre algo?
Un beso
Brava lección. Aplaudiría en tu presencia si lo lees en público.
ResponderEliminarSantiguarse, por ejemplo, es un gesto que tiene su propio sentido y va acompañado de palabras concretas en cada momento del gesto.
La cosa pierde el sentido cuando se convierte en un gesto mecánico. Tuve un maestro de religión que nos obligaba a santiguarnos con las manos a la espalda y con los ojos abiertos, y la mayoría fallábamos estrepitosamente nada más empezar.
Una vez vi a un intelectual hablando en público y gesticulaba mucho; tuve la sensación que a la vez que inventaba la frase, inventaba el gesto, pues ninguno de ellos parecía automático.
El resto de gestos a los que te refieres son sensaciones.
Un abrazote, chaval
Estoy totalmente de acuerdo: si yo fuera El Bien no querría ni asomar la cabeza, de la vergüenza que sentiría.
ResponderEliminar¡Qué bien escribes, "jomio"!!
Un besote.
El lenguaje gestual es muy importante y acompaña la personalidad del individuo.
ResponderEliminarNos dice mucho de la empatía y del fervor de su discurso siempre y cuando sea algo natural
En cuanto al movimiento de las ideas o las ideas en movimiento, pues menos mal que se mueven porque sino apaga y vamonos.
En cuánto al concepto del bien es algo relativo y no siempre entendido de la misma forma según que culturas.
Jo, cómo le has dado al coco, tú si que has puesto tus ideas en movimiento, y me encanta.
Besitos.
muy buena entrada!!
ResponderEliminarpara detenerse y pensar.
claro que los gestos nos ayudan a decir...creo que lo más importante es el gesto que fluye naturalmente...........y no los impostados, cómo los de los políticos, por ejemplo!! jjajaa
un abrazo y buena semana
Eeeh, ciudadano, que me ha encantado el temita de hoy!
ResponderEliminarSí, porque cuando mencionabas los gestos que se utilizan cuando hablamos, me ha hecho gracia, ya que yo soy de mucho gesticular. Y ya no sólo con las manos... Me tendrías que ver la cara cuando hablo: las cejas, los ojos... Un espectáculo, vamos.
Y en cuanto a Platón, que me encantó a mí ese hombre en mis clases de filosofía de COU, que hablaba de las Ideas y de cómo se llegaba a conocerlas desde el alma, que era la inteligencia pura destinada a gobernar el cuerpo, está claro que en el mundo en que vivimos, las Ideas "buenas" están bastante desvalorizadas... Y ya no se busca llegar a ellas y conocerlas. Total, para qué?
Seguramente, el que ahora gobierna siempre es el cuerpo, intentando encontrar los placeres puntuales que se pueden encontrar en el mundo terrenal...
Ay, que me has tocado la vena filosófica, José Manuel.
jajaja
Besos, apañao!