La vida es sueño

por José Manuel Beltrán

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

Como ya conoceis son los versos finales del monólogo final del Soliloquio de Segismundo y que dan, al criterio del insigne autor, a la sazón D. Pedro Calderón de la Barca, el título de su extraordinaria obra "La vida es sueño".

Es un canto a la libertad frente al destino, y sin yo querer desvirtuar, en absoluto, la idea original del autor me voy a permitir la arrogante licencia de extrapolar esos magníficos versos para otras reflexiones, a las que como siempre os invito a participar.

Llevo varios días sin escribir, quizás algunos se hayan dado cuenta de ello. Hoy me atrevo a ello, una vez que mi corazón y mi ansiedad se han sosegado. Hacerlo es también, a la vez que motivo de sosiego, una forma de compartir mi ventana dejando que fluyan mis alegrías y penas. Hoy, mi hermano, hace unas pocas horas ha salido de esa gélida y luminosa habitación llamada quirófano. Su corazón dió un tremendo aviso a su cerebro y, afortunadamente, los cirujanos han podido instalar unos insignificantes muellecitos que permitirán a sus arterias canalizar fluidamente el líquido rojo elemento. Los dos días en la "maldita" y "bienaventurada" U.C.I. han sido un "suplicio" para los que no nos encontrábamos dentro de ella, así que, que pensar de los que están dentro.

Quiero estar convencido que este aviso servirá para algo, tanto para él como para los demás, más próximos. Quiero pensar que, después de esto, la vida sea un frenesí, pero acomodada a nuestras reales circunstancias. Quiero que la vida sea una ilusión, porque de ella debemos de alimentarnos para conseguir que sea realizable en su justa medida. Quiero que sea también ¡ por qué no !, una sombra, pues no hay nada más bonito que salir de ella para encontrar la luz. No me importa que la vida sea una ficción, pues realmente lo es, y somos nosotros los que nos empeñamos la mayor parte de las veces en desvirtuarla a peor. Porque, efectivamente, el mayor bien es pequeño. Porque nos empeñamos en lo grandilocuente, en lo material, en lo superfluo, en lo banal, en lo ridículo. Y eso nos conduce a una felicidad irreal. Quiero que, un simple vaso de agua, reconforte mi sed. Quiero para mí, para los mios, para todos vosotros ciudadanos, lo que quería Segismundo. Para que toda la vida sea sueño, porque ¡ pensemoslo pero que muy bien !, porque los sueños, sueños son.

Dedicado a tí, "chache". Gracias, hermana. Gracias, Gustavo. Gracias, familia.

Salud, ciudadanos.