¿ Cerveza o Tinto de Verano ?

Por José Manuel Beltrán

Se acerca ya el calorcito. Dentro de muy poco, en todas los chiringuitos playeros de este país, los camareros de turno nada más sentarte en la mesa –en muchos casos, después de mantener una pequeña pelea y paciente espera para que nadie se te adelante- te preguntarán ¿ de beber, que quieren tomar los señores: cerveza o tinto de verano ¿.

Ahora, incluso, las personas adictas a lo “Light” preguntan si el tinto de verano está hecho de gaseosa, con azúcar o sin azúcar. La respuesta es obvia: Señora, el tinto de verano es cómo es. Si quiere le traigo un “Biomanan” (no estoy seguro de que así se escriba) y acabamos antes.

Los “guiris” (término cariñoso, con el que por esta zona llamamos a los turistas extranjeros) ni se preocupan por la cuestión “light”. Ellos, son felices con una hermosa jarra de sangría, que a la postre es lo mismo, y beben y beben sin parar esbozando una enorme sonrisa mientras su piel se va transformando conformando tres colores: del blanco-pálido al naranjita terminando en un rojo-“colorao” que, a la vuelta al apartamento, deberá ser tratado adecuadamente. Ellos soportarán con agrado el dolor, pues al día siguiente los podrás ver, de nuevo, panza arriba y con otra jarrita que degustar.

En otros tiempos, ya antaños, rememorando el servicio militar antes obligatorio, se sustituía este brebaje por el que denominábamos “cubalibre del gitano”, es decir: vino casero con coca-cola. Eran otros tiempos y resultaba también barato. Os podéis imaginar cómo se salía de la cantina (por cierto, que bonita y acertada palabra, pues quién no ha salido de allí, más de una vez, cantando no se sabe el qué ).

Como bebida contraria al tinto de verano nos encontramos con la cerveza. Su ventaja es que se puede disfrutar de ella todo el año. Y no importa que seas guiri, nacional, deportista, macho o hembra. Es más, después de un partido de rugby existe lo que se viene a denominar “el tercer tiempo”. Los jugadores de ambos equipos, independientemente del resultado, se reúnen tras unas buenas jarras de cerveza en régimen de confraternización.

Todo este rollo se relaciona con el artículo que, esta mañana, acabo de leer en mi periódico habitual. Una investigación realizada por la Universidad de Granada y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, revela que la ingesta moderada de cerveza después de un ejercicio físico fuerte (correr durante 60 minutos con elevada temperatura) favorece la de forma más rápida y efectiva la rehidratación y contribuye a evitar dolores musculares. ¿ Dosis moderadas ¿ Se estima en dos tercios para los hombres y uno sólo para las mujeres, o sea latas. Pero es que, además, este líquido elemento ayuda a la prevención de las osteoporosis; previene dolores musculares y la recuperación de sales minerales.

Me siento bien, pues yo me declaro más seguidor de la cerveza que del tinto de verano. Y, después de lo anterior, con una jarrita de cerveza en mi mano me despido, más acertadamente que nunca: Salud, ciudadanos.