Fibromialgia y una cima solidaria

Por José Manuel Beltrán


Cuando estas líneas vean la luz pública, más de cien personas estarán - ¡lo estamos haciendo ya! – iniciando una caminata hacia una cima solidaria. Ciudadanos de todas las edades, niños, jóvenes, treinta añeros y otros, como el que suscribe, que ya han pasado de largo esa frontera. La meta geológica es, a la vez que maravillosa, muy simple. En una larga cola, como si de un reguero de hormigas se tratara, sortearán piedras y matorrales para ascender, en una perfecta formación previamente organizada, el sendero que culmina en la bien conocida Cruz de Juanar.

Seremos unos voluntarios, unidos por la solidaridad para un bien común. La mayoría, empleados y compañeros de toda Andalucía, que recogiendo la llamada de la Asociación de Fibromialgia de Marbella y San Pedro Alcántara (AFIMARS) y con la importante colaboración de la Fundación Barclays, aportaremos con nuestra inscripción unos recursos económicos que –a buen seguro- serán muy bien empleados por la citada Asociación. El mismo importe recaudado por la totalidad de los voluntarios participantes será incrementado por parte de la Fundación Barclays.


Ya este hecho es importante para prestar nuestra colaboración pero, si antes reseñaba que conseguiríamos alcanzar una meta geológica, no es menos cierto que seríamos realmente felices si pudiéramos alcanzar otra meta distinta: la desaparición de esta ingrata enfermedad. Es una forma, como otra cualquiera, de dar respuesta a las inquietudes sociales; de cooperar en aquéllos asuntos que nos preocupan y que, en muchos casos, nos afectan personalmente o lo sentimos en nuestros seres queridos de forma muy cercana.

Dice la leyenda que unos pescadores se perdieron, por causa de una densa niebla en el mar, diluyéndose toda su noción para conocer en que dirección se encontraba la playa. Esa espesa niebla logró disiparse un momento, por lo que pudieron divisar una cima, la de la montaña de Juanar. Gracias a ello, pudieron calcular la dirección correcta de la playa, arribando a ella y salvando sus vidas. Su reconocimiento ante este hecho fue, el mismo que nosotros realizamos ahora. Ascendieron a la cima y, en su punto más alto, colocaron una cruz.

Nosotros haremos lo mismo, no por el hecho de dar las gracias por salvar nuestras vidas. Lo haremos para colaborar que otras vidas, las de los enfermos de fibromialgia, puedan ser más placenteras en su dolor –aunque, desgraciadamente, sabemos que no lo conseguiremos de forma radical. Para que sus sueños no sean trastornados. Subiremos para ayudar a aliviar su tensión muscular y su ansiedad. Para que su cansancio extremo pueda ser traspasado, aunque momentáneamente, a nuestros cuerpos. Esa es nuestra otra cima, no la geológica, sino la de la comprensión; la colaboración y la de la sonrisa. Y desde aquí yo os animo, a todos vosotros ciudadanos del mundo, para que en otra ocasión participéis en algo parecido. Para que, en vuestros puestos de trabajo, impulséis este mismo espíritu hacia vuestros compañeros y hacia vuestro empresario. Conozco la importante colaboración que Instituciones y empresas de nuestra localidad prestan a esta u otros tipos de Asociaciones. Ese es nuestro deber social, nuestro deber de ciudadanos.

La cima está tan cerca como lo está el fin de este artículo. No estamos cansados pues, cuando así ha sido necesario, unos han apoyado a los otros. Pero aquí, en la cumbre de esta cima solidaria, en la Cruz de Juanar, con un paisaje extraordinariamente bonito como lo es nuestra localidad, me siento bien. A mi lado, con una fatiga muy superior a la mía, estoy abrazado con una enferma de fibromialgia. Ella, gentilmente, me ofrece un pañuelo para mi sudor y un beso en la mejilla. Yo, tan sólo le he podido ofrecer mi solidaridad.