jueves, 1 de enero de 2009

El diálogo como esperanza de futuro


Marbella, 31 de diciembre de 2.008

por José Manuel Beltrán


Aventuran, los que más saben de esto, que la crisis se acentuará durante el próximo año. Los demás, que sabemos menos del asunto, ya denotamos desde hace tiempo que nuestros ahorros van menguando. Aún cuando ciertos productos han rebajado su precio para hacerlos más atractivos, consecuencia de una menor demanda, la vorágine consumista nos arrastra a un nuevo año en el que nuestra cuenta corriente se quede en sólo eso: corriente.


A pesar que los Gobiernos, a nivel mundial, intentan dar una respuesta coordinada para aliviar este problema la solución no parece fácil. También es verdad que no han llegado a un acuerdo global y real en el que, unos ayuden a otros y otros a unos, para que entre todos juntos, salir airosos. Han gastado muchas horas en hablar entre ellos, la mayor parte de las veces sin escucharse, y han cejado en su total empeño demasiado pronto.

En el caso de nuestros políticos locales la cuestión se acentúa pero, desgraciadamente, a peor. No han sido capaces -salvo en pequeñas cuestiones formales- de ponerse de acuerdo de forma unánime en ninguna cuestión de importancia. En algunas ocasiones se han permitido el lujo de oirse, que nunca de escucharse. Han olvidado muy pronto que, cuando de algo de interés común se trata, es necesario dialogar; pactar; escucharse; llegar a acuerdos -si cabe nunca completos, pero acuerdos- y si ello no es posible sólo hay una solución: volver a dialogar; volver a pactar.

Parece como si, dentro de nuestra Corporación, se hubiese esfumado de pronto el espíritu con el que se fundó y funcionó la Gestora. Ya, el reparto para su composición, tuvo conflictos polémicos. Pero el resultado final, en cuanto a sus decisiones y gestiones, fué ampliamente alabado como positivo. Aún con competencias cercenadas, la mayor parte de sus decisiones fueron consensuadas y aprobadas por unanimidad. El resultado se dió por evidente: un clima político de sosiego y de camino hacia la normalidad.

Pero el resultado de unas elecciones, totalmente legítimo, nos ha devuelto a una triste realidad. La confrontación por el uso del poder está resultando triste. Los postulados tan rígidos de todas las formaciones hacen imposible llegar a acuerdos que, en su conjunto, beneficien a la plural ciudadanía. Y la solución, es demasiado sencilla: diálogo, ganas de escuchar, más diálogo y acuerdo final consensuado.

El equipo municipal, y su regidora a la cabeza, se enorgullece de que este año ha sido el año de la gestión. El año de la normalización institucional. El año en el que se han abordado acuerdos económicos importantes para sanear e impulsar las arcas municipales. Y, en este sentido, es justo reconocer que así ha sido. Pero, redundando en lo anterior, esa normalización ha pasado por acuerdos con distintos organismos, fundamentalmente públicos. Acuerdos que han precisado de diálogo, capacidad de escuchar, otra vez más diálogo y finalmente acuerdo.

El resto de los ediles, de formaciones políticas diferentes a la gobernante, también han efectuado propuestas para un desarrollo más justo de nuestra Ciudad. Todas ellas, como si de un bumerán (”boomerang”) se tratase, se han rechazado y vuelto a sus orígenes. Las Comisiones de Portavoces resultan, según visión de unos, vacías de contenido. Según otros, en defensa de su mayoría participativa, son adecuadas. ¿ Y cómo se desarrollaban con la Gestora ?. El acceso a la información, no sólo para los ciudadanos de a pie, es realmente complicado. Las opiniones de los colectivos vecinales, en su conjunto, se echan en saco roto. El diálogo, claro; sencillo y abierto a todos, en aras a la búsqueda de la mejor solución queda minusvalorado y empequeñecido.

Por eso mis deseos para el próximo año, señores concejales, es muy sencillo. Olvídense del cargo que ocupan; reúnanse -como si de una comida de empresa se tratase- y hagan expandir de sus cabezas esa tormenta de ideas, y sobre todo de soluciones, para que con mucho diálogo puedan y deban llegar a acuerdos que, globalmente, nos beneficien a todos. Si es así sepan, que de muy buen grado, yo pago los cafés.

Salud y felicidad para el 2.009, ciudadanos ediles y resto de ciudadanos.

1 comentario:

  1. Como es natural, por la distancia que nos separa, no estoy al corriente de la política municipal marbellí. Si llegan noticias municipales hasta Talavera de la Reina... es que no son buenas... Lo que me ha llamado la atención es la invitación que haces a los concejales si compruebas que te hacen caso: les invitas a unos cafés. Y como en muy poquito tiempo es la segunda vez que hablas de tomar café (tú sabes cual es la primera) me pregunto: ¿Es que en Marbella no hay cerveza?... Es broma. Me uno a tus deseos de que haya paz, diálogo y armonía.

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